Este jueves hay que tener extrema precaución con lo que se lee en los medios. Hoy es *April Fools' Day* (Día de los Tontos), el equivalente al Día de los Inocentes en muchos países. A propósito de todas las bromas que circulan en la red, quiero recordar a la que considero la madre de todos los timos científicos: el día que Antonio Martínez Ron engañó al mundo.

Para quienes no le conozca, Martínez Ron (mejor conocido en el cibermundo como aberron, es el responsable del blog Fogonazos, uno de los mejores sitios sobre ciencia en español. El 28 de diciembre de 2009, Antonio publicó una entrada titulada "National Geographic destapa el fraude de Stonehenge". En un artículo impecablemente realizado, el autor ofrecía un adelanto de reportaje central del ejemplar de National Geographic de enero de 2010, en el que se desvelaría que las piedras de Stonehenge eran apócrifas.

El artículo afirmaba que el 90% de las piedras de Stonehenge no pertenecen a la formación original, sino que fueron colocadas en sucesivas “restauraciones” como parte de un gran montaje. Con un estilo fino y apoyado en evidencia fotográfica, Martínez Ron narraba cómo el arqueólogo Mike Parker Pearson había descubierto que casi todas las grandes rocas de dolerita contenían una variedad de feldespato incompatible con las piedras ubicadas en Preseli, lugar de donde provienen los megalitos más antiguos.

La investigación de Parker Pearson lo condujo hacia William Gowland, un ingeniero civil que había trabajado en la restauración de Stonehedge en 1901. La pesquisa reveló que Gowland no sólo había añadido una docena de piedras más, sino que también tramó un plan para que se fueron aumentando las rocas durante los años venideros sin conocimiento del público. “Debemos construir algo grande (...) un monumento que ponga Gales en la mente de todos y haga palidecer los hallazgos del continente [franceses]”, señalaba una carta del ingeniero en jefe en febrero de 1901. La conspiración habría sido tramada por Gowland y su círculo cercano de amistades, que incluía poetas, políticas y científicos.

El artículo de Martínez Ron dio la vuelta al mundo en cuestión de horas. El autor no sólo se había encargado de redactar un timo con precisión quirúrgica, sino que además incluyó una liga a la National Geographic y otra a la portada de El País del día siguiente. Por supuesto, muchos de los lectores del blog se percataron inmediatamente de la tomadura de pelo, pero Antonio olvidó un detalle: los husos horarios. Mientras que en España eran las 00:00 horas del 28, en América eran las cinco de la tarde del 27. Además de los despistados que replicaron a cuatro vientos su nota, estaban los medios de este lado del planeta, que no tenían razón alguna para dudar de la fuente.

Tal fue el impacto que el sitio cayó una hora después de la publicación por la afluencia de visitantes. La noticia se propagó por Facebook y Twitter (llegando a colocarse el hashtag #stonehedge como trend topic), y fue enlazada por cientos de páginas. Fue portada en Menéame, y replicada por montones de medios de diferentes naciones. El artículo causó tanto revuelo que no bastó con que el autor desmintiera el timo, sino que la mismísima National Geographic tuvo que publicar que el reportaje era falso.

"Mientras preparaba la broma pensé que resultaba inverosímil, pero subestimé el poder que estas historias 'magufas' ejercen sobre la mente humana. Muchos de vosotros confesáis haber caído, al menos espero que hayáis pasado un buen ratito. Este tipo de cosas tienen una parte buena y una mala: la mala es que dentro de poco me encontraré con estas mismas fotos y algún descerebrado defenderá a capa y espada la teoría que yo inventé (ánimo Iker Jiménez). La buena es que si has caído te enseña por un instante a que no debes fiarte de todo lo que lees por muy bien contado que parezca y muchas fuentes que parezcan citar."

Superen eso, novatos. ¡Alertas, que April Fools' aún no termina!

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