Hace unos días, Carlos nos platicaba sobre la fiabilidad de los detectores de mentiras. Ahora sale a luz el caso de David Levin, un abogado que pretende que se utilice *una resonancia magnética (fMRI) para determinar si su cliente, Cynette Wilson, está diciendo la verdad en torno a un juicio por acoso sexual.

Levin le ha solicitado a la firma Cephos que realice la resonancia para proveer al jurado de "una validación independiente y científica de que alguien está diciendo la verdad". La teoría sugiere que cuando alguien miente, el cerebro envía más sangre al área ventrolateral de la corteza prefrontal, lo cual puede ser observado a través de la resonancia magnética.

De utilizarse esta técnica, sería la primera vez que la Corte de Estados Unidos autorice a las resonancias magnéticas como pruebas contundentes, lo que sentaría un gran precedente. No obstante, varios científicos consideran que los resultados no son aplicables fuera del laboratorio. Elizabeth Phelps, neurocientífica de la Universidad de Nueva York, señala que no hay razón para pensar que ésta sea una buena medición para asegurar si alguien dice la verdad.

Sin embargo, Ed Cheng, profesor de leyes del Brooklin College, afirma que cualquier apoyo debe ser considerado como válido. "Los seres humanos son pésimos detectores de mentiras, y nuestro sistema legal está basado en permitirle hacer esas determinaciones", afirma Cheng. Para el jurista, la resonancia magnética podría proveer de más elementos al jurado para emitir su veredicto.

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