La noticia del 40% de caída en el beneficio del segundo trimestre de 2010 ha evidenciado lo que muchos hemos notado desde hace algún tiempo: Nokia tambalea y este año ha dejado en total evidencia el estado desenfocado y tambaleante del gigante de las telecomunicaciones finlandesas.

El estilo de construcción y desarrollo de productos de Nokia parece haberse quedado congelado por el 2005/2006, cuando los teléfonos no eran plataformas, eran teléfonos. Antes lo que vendía era el hardware, las posibilidades técnicas, solíamos hacer preguntas tipo: ¿tiene cámara? -- ¿conexión 3G? -- ¿el teclado se desliza? -- ¿es QWERTY o no? -- ¿de qué tamaño es la pantalla? -- ¿el diseño del teléfono es bonito? Esto daba como resultado aparatos que, por ejemplo, se parecían más a una cámara de video que a un smartphone o terminales diseñados de tal forma que "apelen" al gusto de un adolescente.

Es decir: los usos dependían directamente del hardware y esa es la tendencia por la cual Nokia** históricamente ha apostado. El resultado de ello es que tengan una inmensa gama de productos que se comercializan de diferente forma dependiendo de una gran serie de variables que pasa por la región geográfica, poder adquisitivo, sector social, y formas de interacción con los teléfonos (¿se han preguntado por qué los telefonos de la serie N tienen aún stylus?).

Pero con la llegada/masificación de dispositivos como el iPhone (y posteriormente Android que consisten de una pantalla táctil que ocupa todo el frente del smartphone con un diseño de físico sumamente neutral que se hace invisible, lograron que el hardware pase a segundo plano y que los usos del teléfono dejen de depender de la forma en que se hizo el teléfono y pasen a estar directamente relacionados a cuántas aplicaciones puedes descargar e instalar en el teléfono.

Entonces da igual si quiero usar mi teléfono para asuntos de trabajo (email, ver documentos, mensajería instantánea corporativa) o grabar un video y posteriormente editarlo, puedo hacer las dos cosas en, por ejemplo, un iPhone. De acuerdo al pensamiento de Nokia esto no es necesariamente posible:

  • ¿Quieres trabajar con tu teléfono? entonces deberías comprar un dispositivo Serie E que se parecen bastante a una Blackberry, que incluyen software de mensajería y teclado físico completo, la cámara es mala y no tiene un procesador orientado a labores de video intensivas.
  • ¿Quieres grabar videos, editarlos y subirlos a YouTube? entonces debes de comprarte un teléfono Serie N que tiene más poder de procesador, pantallas más grandes y una cámara de video Carl Zeiss.

Estos días esa filosofía no funciona. Dejó de funcionar el día en que se vendió el primer iPhone, y se enterró para siempre el día en que Google hizo acuerdos con operadoras y empezaron a vender teléfonos con sistema operativo Android.

Las terminales no son la plataforma. El sistema operativo lo es.

Estos días muy pocas personas preguntan: ¿Qué procesador tiene tu teléfono? -- La mayoría pregunta: ¿Qué sistema operativo tiene? porque en base a eso sabes si puedes instalarle aplicaciones, qué aplicaciones y por lo tanto qué cosas puedes hacer, o no.

Aún así me toca escuchar presentación tras presentación tras presentación de Nokia donde me intentan vender el hardware, mencionan características técnicas como si a alguien le importara que la cámara es de ochentamil megapixeles y fabricada en no-se-que planta en Alemania. Esto lo hacen porque tienen un problema inmenso en sus manos: no tienen un sistema operativo.

OK, de hecho lo tienen, pero ya es irrelevante. Se llama Symbian y por cada día que pasa es, más y más la broma de la industria: El gigante de las telecomunicaciones que tiene (pero no tiene, porque no le pertenece realmente) un sistema operativo pero nadie quiere usarlo; es lento y comparado a iOS o Android es arcáico, como si intentaras usar Windows 3.1 hoy en día.

La otra opción se llama MeeGo. Si miramos algunos videos de su funcionamiento parece tener mucho futuro, pero hace un poco más de un año Maemo también era prometedor, pero a la hora de comercializarlo (en el N900) no fue sistema operativo que estuviera listo para el consumidor promedio.

Sin un sistema operativo decente y con una estrategia de desarrollo de productos más propia de 2005/2006, Nokia tambalea y tambalea de verdad. No son capaces de desarrollar un dispositivo que compita decentemente con los Android y el iPhone porque simplemente no parece que tengan la cultura de desarrollo que hace falta para lograrlo.

En vez de eso nos han torturado con los N95, N96 o N97 (a medida que aumentan el número parecen hacerlo peor) o nuevas terminales como el N8 (que recomendamos directamente no comprar, tiene Symbian).

Nokia tambalea a falta de enfoque, sí, pero sobre todo a falta de el elemento más importante para competir hoy en el mercado de los smartphones (y pronto en el mercado de telefonía móvil en general): un buen sistema operativo.

¿Sugerencia? entrar en el Open Handset Alliance y adoptar Android como plataforma para sus teléfonos; si algo quedó claro es que no tienen el conocimiento, ni la estructura de desarrollo, ni el tiempo para desarrollar un sistema operativo desde cero que pueda competir en los próximos cinco años. Reenfocarse y hacer un hardware (que combinado con Android) sorprenda a toda la industria y haga ver a teléfonos como el HTC Nexus One o HTC Desire como juguetes para niños. Esa capacidad que la tienen.

Eso, o ser la compañía que vende celulares con linterna.

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