La foto que acompaña esta anotación es Io, una de las lunas de Jupiter y de las más curiosas de nuestro sistema solar. Se muestran los colores para que aparezca de la misma forma en que la veriamos si la tuviéramos en frente. La imagen fue realizada en 1999 por la sonda Galileo que orbitó Júpiter desde 1995 hasta 2003.

Azufre y roca de silicato son los responsables del peculiar color de Io. Tiene más de 400 volcanes, lo que lo convierte en el objeto geológicamente más activo de nuestro sistema solar. Eso se debe a que la fuerte gravedad impuesta por Júpiter genera tal fricción en el interior del satélite que causa la disipación de inmensas cantidades de energía, un fenóneno mejor conocido como marea gravitatoria.

Dicho fenómeno causa que lava sea expulsada constantemente a la superficie, es como si el planeta estuviera de adentro hacia afuera. De hecho, varios de los volcanes de Io producen nubes de azufre que se llegan a elevar hasta los 500 kilómetros.

Io es uno de los cuatro satélites galileanos, y tal como su nombre lo indica fue descubierto por Galileo Galilei en enero 7 de 1610, aunque se considera que el aleman Simon Marius también hizo el descubrimiento independiente de los mismos satélites en las mismas fechas. Hoy en día estos cuatro satélites de Júpiter reciben los nombres impuestos, justamente, por Marius, Ío, Europa, Ganímedes y Calisto.

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