Me que he quedado petrificado al leer Ciberprotestas: legítimas e imparables de Enrique Dans, cito uno de los párrafos del post (pero los animo a que lo lean todo):

Algunos no reconocen una revolución ni cuando la tienen debajo de la nariz. No, los ciberataques que mantienen ahora mismo caídas las páginas de la SGAE, del Ministerio de Cultura y de Promusicae nada tienen que ver con una chiquillería, con ciberdelincuentes ni con convertir a nadie en víctima. Esa interpretación es un craso error. Los ataques representan una legítima forma de protesta: cuando una serie de lobbies acosan a los ciudadanos, pretenden criminalizar masivamente a toda una sociedad, presionan para cambiar las leyes con el fin de enriquecerse con modelos de negocio imposibles en la era digital o imponen cánones como pseudoimpuestos arbitrarios que los ciudadanos tienen que pagar sí o sí, los ciudadanos, tras infinitas agresiones, se organizan y protestan.

Y digo que me quedo atónito porque Enrique comenta una posición diferente a la mía con relación a la protesta organizada ayer por Anonymous a la SGAE, Ministro de Cultura y Promusicae y al mismo tiempo siento que tiene muchísima razón. Yo comentaba ayer en El ataque en efecto, las webs de SGAE, Ministerio de Cultura y Promusicae caídas que a mi parecer no es la forma correcta de protestar, que deben haber mejores formas, que ahora nos podrán acusar de niñatos con mucho tiempo en nuestras manos.

Me siento cegado por mis propias convicciones, algo que yo en repetidas ocasiones he condenado públicamente. Termino sintiendo que no veo más alla de mis propias conveniencias, del "hacer lo correcto" en vez de "hacer lo que hace falta". De confundir un ataque con una protesta. Aunque las herramientas sean las mismas no podemos equiparar el usar un DDoS para perjudicar a una compañía que hace dinero en internet (total y absolutamente reprobable) con el protestar tirando la página informativa de una entidad que dice velar por la cultura cuando lo que hace es velar por sus propios bolsillos. (La SGAE mismo ha aceptado que su email o intranet no se han visto afectados).

Termino sintiendo que me he contradicho cuando yo mismo en eventos públicos he hablado del poder que la red le da a las personas que no pertenecen a grandes corporaciones ni a gobiernos. ¿Evitar hacerla por lo que la SGAE pueda decir de nosotros? Es que con o sin ataque dirán siempre lo mismo. Siempre que se sientan amenazados por una fuerza imparable (internet, las redes P2P, Google, Anonymous, y lo que llegue en el futuro).

Aprobamos protestas silenciosas en la calle, mantenernos de pie sin protestar frente a Ministerios de Cultura o en plazas para expresar nuestra disconformidad. ¿Por qué condenar el que miles de personas accedan a un sitio web público? Caí en la posición cómoda de decir que lo correcto es evitar ante todo el enfrentamiento. Dije que un bombardeo de ideas es la solución. Esta es una forma de expresión de justamente eso.

Pero no hay enfrentamientos. Hay una protesta pública. Anónima, donde se le resta absoluto valor a quiénes para hacer hincapié en el por qué.

¿Por qué? Porque estamos hartos. Desde aquí mis disculpas a ustedes lectores por no haber cumplido con la única regla que le pido a cada uno de los editores de ALT1040 e Hipertextual: Escribir acerca de que lo que sienten, con toda la pasión del mundo. Destacar la opinión, sin destrucción, siempre con argumentos por detrás. Estos son los míos.

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: