Soy fanático de las marchas zombis. Aunque nunca he tenido la oportunidad de ir a una y arrastrarme con el contingente, me basta con ver las fotografías para saber que es la mar de diversión. Gente gimiendo, clamando por sesos, empapados de sangre falsa y con la ropa hecha girones. Así que, si viven en la Ciudad de México, este sábado 23 de octubre es su oportunidad. La Zombie Walk Mx iniciará en el Monumento a la Revolución a las 14:00 horas, así que si alguien acude a la cita, no olvide llevar la cámara y mandarnos algunas fotos.

¿Con qué motivos se hacen este tipo de manifestaciones? La otra vez les comentaba que estas representaciones suelen tener una finalidad altruista. La gente se congrega para llamar la atención sobre ciertas problemáticas sociales -- sobre todo, el hambre mundial -- o como una forma de protesta pacífica. También algunas ONGs o asociaciones civiles aprovechan estas marchas para hacer procuración de fondos o colecta de alimentos. La más grande fue en Seattle y congregó a casi 4,200 personas. La edición de 2010 en Madrid logró reunir a más de 500, mientras que acá en México, la del Distrito Federal en 2009 juntó 300 muertos vivientes.

Pero, dejando de lado el discurso de ayuda y crítica social, quiero retomar las palabras del (genial) escritor Ruy Xoconostle, quien se quita de pretensiones y señala el verdadero trasfondo de una marcha zombi:

Para determinar la validez de este discurso —que no sobra, pero sí cansa— quisiera preguntar a los fanáticos de las películas de zombis: ¿Fueron a ver Night of the Living Dead porque era una crítica social o por los zombis? Ya, la neta… Porque para críticas sociales podemos ver a Costa Gavras o a Von Trier o yo qué se. Pero si me gustan las películas de zombis es por la sangre y el gore. Por la sensación de claustrofobia y la tensión, no por la crítica social. Para eso hay cosas mucho mejor fundamentadas.

Los Zombie Walks alrededor del mundo son pretextos para divertirse. No todo necesita un trasfondo importantísimo. No hay nada de malo en querer divertirse. No existe 'la cultura zombi'. Y si esa premisa es realmente válida, Michael Jackson debería ser algo así como el Marx de este pedo. Finalmente él hizo "Thriller" y reanimó —pun intended— el fanatismo hacia este subgénero tan maleado. [...] No hay que justificar la vida, la diversión, las cosas que amamos. Nos gusta salir de zombis a la calle y atacar autobuses y pasarla bomba algunas horas. Es todo. En mi caso así es.

Coincido plenamente. Esta opinión sincera vale más que la justificación social hacia un fenómeno que nació de la algarabía y la diversión colectiva. Estoy de acuerdo en que si nuestro ocio tiene algún fin noble, bienvenido sea, pero no hay necesidad de maquillar los placeres con peroratas. Como alguna vez comenté acerca de las partidas de rol, aunque existen un sinnúmero de beneficios, no hay mejor razón que pasar un buen rato. Así que dejemos las apologías y los pretextos para otra ocasión, que divertirnos es un derecho, no un privilegio.

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