Al que madruga Dios lo ayuda... Hace demasiado tiempo que nos vienen diciendo ese refrán que significa, simplemente y dejando de lado la supuesta gracia divina, que en la vida debes esforzarte mucho (pero mucho en serio*) y claro, para hacerlo debes despertarte al amanecer. Para trabajar todo el día, claro. Claro. Y hay gente a la que no le gusta tanto despertarse al amanecer. Al contrario, les gusta la noche y quizás puedan llegar a quedarse despiertos, alguno que otro día, para ver la salida del Sol. Y no hablo de vampiros ni seres sobrenaturales, hay gente que prefiere el silencio, la calma nocturna. El problema está en el sistema actual, que obliga a todo el mundo a despertarse quizás no al amanecer, pero sí tempranísimo. A las 9 (sino antes) debemos estar en el trabajo, en el colegio o en la facultad. Nos obligan a levantarnos temprano y, por ende, nos obligan a acostarnos temprano. ¿Pero qué es lo que descubrieron en este año en la Semmelweist University?

Que la gente con mayor coeficiente intelectual suele preferir la noche, mientras aquellos de "menor inteligencia" prefieren acostarse lo más temprano posible. Ambos necesitan dormir la misma cantidad de horas para vivir saludablemente, pero unos prefieren trasnochar aunque sea un poco y despertarse un poco más tarde. Curiosamente no se trata de un estudio aislado, ya que en la Escuela de Economía de Londres confirmaron y profundizaron en los hallazgos, señalando que nuestros ancestros eran seres más bien diurnos, en tanto el cambio a actividades nocturnas es parte de un cambio evolutivo. Aún más, en la Universidad de Bologna asignaron características psicológicas a cada tipo y, finalmente, de acuerdo a la Universidad Carnegie Mellon, se trata frecuentemente de algo genético.

Muchos estudios para una cuestión que, valga la redundancia, no me quitaba el sueño. Y vamos, que el IQ está bastante desprestigiado, ya no estamos en la época dorada de Mensa. Aún así, somos muchos (me arriesgo a decir que cada vez más) a los que nos gusta la noche, nos sentimos más a gusto, aún podemos llegar a hacer nuestro trabajo mejor. Estudios estarían comprobándolo, como pueden ver. Así que por favor, nunca, nunca, pero nunca más vuelvan a decir ese maldito refrán. Y si se los dicen, pues bien, seguro les han dicho cosas peores. En mi caso, me despierto alrededor de las siete de la mañana para ir a mi trabajo diurno, pero siempre preferí las noches y me cuesta bastante acostarme temprano. ¿Qué hay de ustedes?

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