Cuando me hablan de cáscaras de plátano, me viene a la mente cualquier escena cliché de dibujos animados. Cuando me hablan de cáscaras de plátano y reciclaje, lo que aparece en mi cabeza es la imagen del Dr. Emmet Brown alimentando el condensador de flujo de su De Lorean DMC-12. Pero si me dicen que estos desechos se pueden usar para limpiar el agua contaminada, me cuesta trabajo siquiera generar la idea en mi mente.

En realidad no es tan difícil. Basta con dejar secar las cáscaras y hacerlas polvo. ¿Cómo funciona? Las cáscaras de plátano son ricas en moléculas cargadas negativamente, por lo que atraen los metales con carga positiva que contaminan el agua.

El resultado es sorprendente: por cada tratamiento con este polvo, cerca de 65% del líquido queda descontaminado. Como el proceso se puede repetir varias veces, es posible purificar el agua casi por completo.

Todo inició cuando Milena Boniolo, de la Universidad Federal de Sao Paulo, vio la cantidad de desechos de esta fruta que se tiraban a la basura en los restaurantes de su ciudad. Ante el enorme desperdicio de materia orgánica, Boniolo tuvo la idea de usar esa propiedad de las cáscaras y ¡eureka! "Empecé en casa. Es realmente fácil", recuerda la estudiante de Química.

El proyecto de las cáscaras de plátano es parte de su tesis doctoral. De ser implementado, no sólo serviría para encontrarle otra vida a estos desechos, sino que resultaría ser una alternativa de muy bajo costo a los métodos empleados en la actualidad, como los magnetos de nanopartículas. Quizá aún no llegamos a los motores de basura orgánica, pero la idea de Milena es un gran avance para el medio ambiente. ¡Eureka!

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