De entre todas las bochornosas “cualidades” que posee el hombre personalmente hay dos que me estomagan especialmente: la hipocresía y las mentiras. Por desgracia para nosotros los ciudadanos ambas suelen estar muy presentes en la política española --y también internacional claro-- y en las últimas horas, como consecuencia del tema “Ley Sinde” (o disposición final segunda), ha quedado otra vez meridianamente claro.

Concretamente en esta ocasión me voy a centrar en mostrar como la hipocresía campó y campa a sus anchas por el Partido Popular (PP) y la mentira por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en torno a la legislación popularmente conocida por el nombre de Ley Sinde --esa normativa “antidescargas” recientemente revivida en el Senado gracias al acuerdo alcanzado entre PSOE, PP y CIU-- a modo de ejercicio para no olvidar. Empiezo por el PP.

Si hacemos memoria veremos que en un primer momento el Partido Popular se mostró muy crítico ante la disposición final segunda y su impulsora. Por ejemplo en diciembre de 2009, cuando apareció la “Ley Sinde” y se produjo la primera explosión de las protestas contra ella, el PP generó contundentes titulares tales como por ejemplo este del El País: El PP califica a Gonzalez-Sinde de "gran hermano de Internet".

A dicho titular le siguieron otros y algo todavía más importante: una reunión entre el PP y varios de los que estuvieron en la otra con la ministra Ángeles González-Sinde. Dicha reunión fue muy importante porque en ella la fuerza política que nos ocupa dejó claro que su postura respecto a la “Ley Sinde” tenía bastantes puntos en común con la mantenida por los muchos ciudadanos que no estaban de acuerdo con ella y parecía que nos iban a ayudar a defender la libertad en la web.

Y después de estos dos acontecimientos, comenzaron las muestras de hipocresía.

De primeras vimos como tras las declaraciones de intenciones comentadas, el Partido Popular mantuvo absoluto silencio durante muchos días sobre la cuestión de la “Ley Sinde” mientras la Internet española hervía de enfado. Además su postura en relación a la disposición final segunda también era una incógnita, hasta que finalmente quedó aclarada por el mes de septiembre de 2010 con sorpresa incluida: no difería en mucho de las tesis de Sinde. Pero lo mejor estaba por llegar.

Jugando al despiste hasta el último instante, la antepenúltima estocada llegó este 24 de enero de 2011 al revivir con su apoyo una “Ley Sinde” prácticamente igual a la original que decían no les gustaba en un primer momento, y el último gran golpe de hipocresía se ha producido hace unas horas al declarar Esteban González Pons, Vicesecretario de Comunicación del Partido Popular, lo siguiente (copio y pego textualmente menos las negritas que son mías):

Pepe Blanco ha dicho que “no se llegó antes a un acuerdo sobre la Ley Sinde por culpa del Twitter de González Pons” (sic). No se entera y os reconoce gran poder a mis amigos de Facebook. Pero además, ojalá fuera cierto porque la Ley no merecía pasar y porque me sitúa con la gente con la que quiero estar. Pepe Blanco ya no puede mentir más: yo no tengo Twitter.

Es decir, que para Pons --que tiene bastante peso dentro del PP-- la Ley que ha pasado gracias al apoyo de su partido no debía haberlo hecho, lo que para cualquiera con algo de coherencia sería suficiente razón para dimitir. Pero no, en vez de eso ha tirado de hipocresía y sigue en su sillón de Génova.

¿De vergüenza verdad? En mi opinión claramente sí. Pero sigamos, ahora con una de las mentiras que más me están doliendo del PSOE en relación a la “Ley Sinde”.

Ciertamente el número de mentiras que el PSOE está soltado sobre la “Ley Sinde” es importante, pero de entre todas hay una especialmente denigrante: venden sin parar que la disposición final segunda ha sido consensuada por todas las partes y destacan constantemente que su resurgir se ha conseguido gracias a la gran capacidad de diálogo del partido y sus dirigentes. O sea, mentira tras mentira.

Si que es cierto que ha habido un acuerdo entre las dos principales fuerzas políticas de España, pero también lo es que al final ambos partidos han pasado completamente de nosotros los ciudadanos que somos y hemos formado por méritos propios --aunque les moleste-- parte vital en todo esto. El único contacto directo que existió entre ciudadanos y políticos del PSOE por la disposición final segunda fue aquella primera reunión con Sinde en la que diálogo, lo que se dice diálogo, no hubo (la ministra llegó, soltó su discurso y se largó. Yo tengo razón y vosotros no. Punto).

A lo anterior tenemos que sumar también que desde el principio el el Gobierno no solamente ha ignorado a los ciudadanos y sus posturas sino también a todas las asociaciones/organización que han seguido y tocado por su cuenta el asunto de la “Ley Sinde” (y no han sido precisamente pocas).

¿Conclusión? Por favor, guardaos este post en alguna parte y dentro de un año y medio, cuando lleguen las elecciones generales, pegarle una leída para refrescar la memoria y recordar como PP y PSOE jugaron con nosotros los ciudadanos en torno a la Ley Sinde y la importancia de castigar con el voto.

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