Estimada Ministra de Cultura Ángeles González-Sinde:

Debería iniciar esta carta abierta con un hecho en el que, creo, los dos estaremos de acuerdo: son tiempos complicados y son tiempos de cambios. Independientemente de nuestra posición u opinión acerca del internet, su impacto y su utilidad, creo que tenemos claro que lo está cambiando todo, o casi todo.

Tal vez no todos lo usamos igual, pero al menos tenemos claro que es una plataforma, un elemento ya fundamental que no solo funciona para chatear, para encontrar amigos en redes sociales o ver videos en YouTube. Para muchos significa puestos de trabajo, un lugar donde crear nuestros propios emprendimientos, un canal de promoción, un medio de información en tiempo real, un sitio donde expresarnos.

Digo todo lo anterior, porque en medio de toda la discusión acerca de una "ley" bautizada a nivel popular con su apellido recordé la Declaración de México que hizo la UNESCO en 1982, esta dice:

La cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden.

Era 1982, pero muchos de los elementos característicos que la UNESCO determinó que constituyen "cultura" se han potenciado a niveles que jamás imaginamos (en aquellas épocas) por medio de una plataforma libre como lo es el internet. Hoy podemos expresarnos y lograr que nuestro mensaje llegue a millones de personas sin necesidad de ser parte de un "selecto club" (aparecer en TV, ser escuchados en el radio o escribir en diarios de gran circulación nacional). "Tomar conciencia" tiene un significado totalmente diferente estos días, pues nuestros límites de conocimiento y entendimiento se globalizaron en muy pocos años. Hoy «crear obras que nos trascienden» es un objetivo alcanzable por muchas más personas pues tienen a su disposición una plataforma que también es un medio donde promocionarse sin tener, necesariamente, que ser parte de una estructura tradicional de distribución de obras.

La creatividad, parte fundamental de lo que llamamos Cultura, es potenciada por la exposición a otras obras. A lo largo de la historia hemos sido influidos por todo aquello a lo cual tenemos acceso. Estoy convencido que usted sabe esto mucho mejor que yo. Después de todo, usted es guionista, y por lo tanto estuvo expuesta al cine desde temprana edad, al punto de que la empujó, no solo a ver aún más cine, sino a ser parte activa, escribiendo historias para que luego un director las plasme en celuloide. Usted debe saber esto mejor que yo, porque fue la presidenta de la Academia de Cine en España, vio pasar decenas, probablemente cientos de películas y seguramente entiende que el cine español tiene una identidad propia y que para bien o para mal los unos influyen a los otros, unos "copian" --en el buen sentido de la palabra-- a otros. Tomamos elementos que nos gustan y los adaptamos a nuestros "propios términos" para crear algo nuevo. Tiempo después, si nuestras creaciones gustaron e influyeron a alguien, las tomarán, las modificarán y las harán propias.

Es el curso natural creativo. Es, de hecho, el curso natural _cultural_. Usted seguramente lo sabe mejor que yo, después de todo, usted es la Ministra de Cultura.

Es por eso que mi sorpresa y perplejidad ante el inmenso esfuerzo que usted, su Ministerio y el gobierno al cual pertenece intente aprobar leyes que, lejos de ayudar al impulso de la Cultura de España, pretenden incrementar los beneficios de un sector corporativo bastante particular. Leyes que ahorcan la creatividad, leyes que ahorcan la cultura.

El daño de una Ley que permite que un grupo de personas, seleccionadas a dedo por usted y su Ministerio, puedan cerrar webs porque, bajo su propio criterio (que desconocemos), consideran que se vulnera el Copyright, es muchísimo mayor a cualquier beneficio que este proceso pueda acarrear. Que el poder de cerrar sitios web recaiga en una pequeña "comisión" de personas por encima de un poder judicial es peligrosísimo, es propenso a la censura, al abuso y a la toma de acciones a partir de la presión de lobbies, ¡que es justamente la forma en que esta Ley fue creada desde un inicio!

El negocio audiovisual debe ser el único que en vez de transformarse para ofrecer aquello que los consumidores buscan, se dedican a presionar gobiernos para criminalizar a todos los que no se adaptan sus prácticas comerciales arcaicas, totalitarias y controladoras. Usted ha caído en ese juego.

Y no me refiero a aquellos que se lucran con el trabajo de otros, que está mal (y no necesitamos de leyes sinde para que sean penalizados), sino a los millones de consumidores que descargan y comparten contenido porque la industria que usted tanto defiende simplemente no les da opciones, simplemente no se ha adaptado a los tiempos. ¿Usted se queja de que las personas descargan y no pagan? Es una consecuencia de la inactividad de las discográficas, los estudios, las televisoras que durante más de 8 años permanecieron inmóviles ante el cambio de los tiempos, de las prácticas y los hábitos de consumo. ¡Napster apareció hace más de diez años!

Me resulta sumamente difícil sacar conclusiones positivas para la Cultura a la Ley Sinde. Y por lo antes expuesto, me resulta bastante fácil encontrar conclusiones positivas para la industria audiovisual. Ellos se mantienen en una posición cómoda y cualquier persona en España que tenga la osadía de salirse de las reglas es castigado por el gobierno... y sin un proceso judicial.

Usted no es la Ministra de Cultura. Usted es la Ministra del Copyright. Usted es la Ministra de los intereses de una industria. Usted será recordada por eso. Después de todo la Ley Sinde que potencialmente pondría a España en el mismo nivel de censura a internet que se ejecuta en China, tiene su sello personal.

Usted debería dimitir.

Me queda claro que probablemente no lea nunca esta carta. Sí, leí la entrevista donde menciona que por "consejo del Rey" no gobierna escuchando a la prensa ni a la opinión pública. Es complicadísimo racionalizar que una Ministra que se dedica a la CULTURA no es capaz de escuchar el elemento más importante de su cargo y de la democracia misma: la opinión pública, las personas.

Su Ley probablemente no pase porque atenta contra uno de los derechos fundamentales de los españoles: la libertad de expresión. Su Ley probablemente no pase porque de hacerlo significaría que tanto su Ministerio como el gobierno al cual pertenece no confía ni tiene respeto por el proceso judicial. Eso no puede ser.

Por favor dimita. Usted le hace mucho daño a España.

La labor de un verdadero Ministro/a de Cultura no sólo es intentar impulsar nuevos modelos de negocios que se acojan a las necesidades de los consumidores, (modelos que se ha comprobado una y otra vez que tienen muchísimo éxito en otros países, ¿sabe usted que Apple ha vendido diez mil millones de canciones en internet? ¡¡sí, se descargan, y sí, la gente lo paga!!). Usted también, y por encima de todas las cosas debería intentar y esforzarse para que los españoles tengan la oportunidad de expresarse por medio del arte, por medio de su propia creatividad, a seguir permitiendo que podamos ser influidos por otros, por medio de nuevos canales, por medio de nuevas y viejas herramientas. Por medio de un gobierno que sea inclusivo, que escuche a todas las partes, que no discrimine etiquetando a "creadores" o "internautas". Porque en estos tiempos los creadores somos todos.

Necesitamos sangre nueva, una Ministra o un Ministro que realmente nos represente, que no tenga compromisos con una industria. Esa persona no es usted. Por favor dimita. Le hará un gran favor a España.

Imagen: Kurioso

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