La gran mayoría de avances tecnológicos que hemos tenido durante toda la historia de la humanidad van pensados en facilitarlos la vida, ya sea permitiéndonos hacer un trabajo más rápido, tener una mejor organización o hacer cosas que hasta entonces no podíamos hacer. Pero en algunas ocasiones a la tecnología le da por fastidiarnos y nos molesta más que ayuda, en el mundo del automóvil donde más se puede dar ese caso es cuando el navegador GPS que llevamos nos da una indicación errónea y nos hace dar más vueltas. Ahí nuestro estado de mala leche comienza a aumentar y por mala fortuna de la “técnica”, con una alta probabilidad la siguiente indicación puede ser errónea y eso unido a nuestro mosqueo puede llevar a hacernos parar el coche, tirar el navegador al suelo y pisotearlo.

Eso no es lo más grave que puede suceder y es que en ciertos niveles de ansiedad o de cabreo conduciendo puede llevarnos a tener distracciones al volante, lo cual nos puede generar una situación de riesgo si apartamos la vista de la carretera más de lo debido. Principalmente por esto desde la Universidad de Cambridge están desarrollando un dispositivo GPS capaz de saber el estado de ánimo del conductor.

Esta tecnología funcionaría en base a una serie de sensores, que serían capaces de reconocer la expresión facial de la persona, los gestos que realiza con las manos o el tono de voz que está usando. Un algoritmo juntaría todo esto y determinando el estado de estrés de la persona modificaría su forma de actuar, usando otra voz para dar las indicaciones, hacerlo de forma más pausada, bajar el volumen o incluso apagar la radio hasta que el conductor recupere la compostura.

Los ordenadores son muy buenos para entender lo que alguien está escribiendo o diciendo. Pero tienen que entender no solo lo que estoy diciendo, sino también como lo estoy diciendo.

Comenta Peter Robinson, el jefe de robótica emocional de la Universidad de Cambridge que es quien lidera este proyecto que todavía se encuentra en un fase de desarrollo muy temprano y en el que hasta ahora se han realizado pruebas con un robot en el asiento del pasajero, que ha sido capaz de detectar el estado de ánimo del conductor y mantener una conversación con un tono más relajado.

Una interesante tecnología que de funcionar correctamente podría permitir tener un pequeño K.I.T.T. en nuestro coche y que además podría ser aplicada en otros muchos aspectos. Habrá que seguir con atención su evolución.

Vía: MotorFull

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