ATENCIÓN: Los videojuegos pueden convertirte en asesino. Esta podría ser la leyenda que figurase sobreimpresionada en todas las carátulas de videojuegos comercializados en el Estado de California (Estados Unidos). Joe Baca, congresista demócrata, ha decidido volver a la carga con una polémica ley de etiquetado (Video Game Health Labeling Act) remitiéndola al Comité de Energía y Comercio para su aprobación. Su objetivo es que no quede caja de videojuego sin marcar, alertando a la población del peligro potencial que según éste encierra el ocio electrónico.

El acta dictamina que en todo juego calificado como "Teen" (adolescente) por la ESRB, debe leerse lo siguiente:

ADVERTENCIA: La exposición prolongada a videojuegos violentos u otros medios similares ha sido vinculada a comportamientos agresivos.

Baca justifica dicha asertación refiriéndose a "estudios científicos del Pediatrics Journal y las universidades de Indiana, Missouri y Michigan" que demuestran "una conexión neurológica entre jugar con videojuegos violentos y el desarrollo de conductas agresivas en niños y adolescentes".

Esta polémica medida se asemeja a la presente en muchos países respecto a las cajetillas de tabaco, que deben presentar por ley mensajes de las autoridades sanitarias sobre su peligro cancerígeno. Llamativas esquelas que han demostrado su ineficacia conforme pasaba el shock inicial. ¿Es lícita su aplicación en el caso del videojuego? No.

En primer lugar el tabaco mata. Esto es así, que dice el hash tag de Twitter. Sin embargo nadie, por muchos estudios que cite, puede afirmar con tal rotundidad que haya una correlación entre videojuegos violentos y violencia. De esta correlación ilusoria ya escribí en su día y la indagación arrojó un binomio muy a considerar: por cada estudio que parece demostrarla, surge otro igual de válido que concluye justo lo contrario.

Una reciente investigación encomendada por el Gobierno australiano culmina precisamente así: "No hay evidencia concluyente de que los videojuegos violentos motiven las conductas agresivas de aquellos que los juegan". Así pues ¿quién es Baca para convertirse en portavoz de la comunidad de investigación y dictaminar políticamente una verdad a medias?

De aprobarse la ley estaríamos ante un abuso de poder en toda regla, el intento de inculcar socialmente una visión particular y sesgada aprovechando toda la influencia que le otorga su cargo.

Dice Frank Wolf, otro de los cargos tras la propuesta, que como padre y abuelo cree importante que la gente conozca todo cuanto pueda "sobre la naturaleza violenta de esta clase de juegos". Señor Wolf, si es su pretensión esparcir conocimiento, tal vez resultaría conveniente matizar el mensaje propuesto para adecuarlo a la realidad, pues lo importante no es que la gente sepa, sino que además sepa la verdad.

Quede aquí mi propuesta si es que esta ley termina siendo aprobada, algo que no ocurrió en 2009 y que tampoco parece probable acontezca en esta ocasión:

La exposición prolongada a videojuegos violentos u otros medios similares ha sido vinculada a comportamientos agresivos por el mismo número de estudios que concluyen justamente lo contrario.

Si me preguntan diré que las teorías de correlación ilusoria se antojan mucho más fiables, pues entienden que sólo aquellos sujetos con predisposición a la violencia o importante desajuste emocional, terminan afectados por el contenido que consumen. Dicho de otra manera: -no eres tú, soy yo (donde tú sería el videojuego y yo, en efecto, el videojugador).

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