Recuerdo aquellos días en los que Internet no era una opción para ver cine en casa. Entonces mi padres alquilaban un vídeo en formato Beta o VHS o DVD, según el caso, en alguno de los establecimientos más populares --que incluso se publicitaban en TV-- o bien en los pequeños videoclubes de barrio, austeros, pero muy accesibles para la economía familiar. Recuerdo también que un buen día apareció Blockbuster en cada dos de tres anuncios de TV y se comió a todos. Literalmente. Blockbuster monopolizó en muy poco tiempo el alquiler de películas en México.

Blockbuster fue un triunfador en su negocio: le hizo creer a la gente por muchos años que ellos eran la única forma, o la mejor, de acercar lo más entretenido de la industria del cine al hogar. Y no sólo el cine, también los videojuegos y las series de TV. Fue una gran época para la empresa, una de precios altos y poca competencia. Esos días felices terminaron cuando apareció Internet y una imparable avalancha de recursos contra la que Blockbuster, podemos afirmarlo categóricamente, perdió la batalla.

En septiembre de 2010 la empresa fundada en 1985 anunció su bancarrota como parte de un proceso de muerte lenta y dolorosa que aún no termina, con cierres graduales en varios países y cada vez menos empleados. Blockbuster tenía esperanzas de que la bancarrota les ayudará a reestructurar sus finanzas, pero el poco éxito conseguido en las fiestas de fin de año le obligaron a dar el siguiente paso lógico: ponerse a la venta. La empresa cuesta al menos 290 millones de dólares, y de no conseguir comprador quedará bajo el control de sus cuatro principales acreedores.

No sobra decir que Blockbuster, inadaptado a otra realidad tecnológica, está muriendo. No sobra decir que la empresa sucumbió ante la competencia de otras preparadas para una nueva forma de hacer negocios como NetFlix en los EE. UU., y que en países como México lo hizo ante el Internet y la llamada piratería comandada por decenas de miles de puestos callejeros de venta e intercambio de DVD a un precio mínimo. No sobra decirlo porque aún hay quien cree seriamente que Internet y la "piratería" desaparecerán.

Y ahora un dato curioso: Blockbuster pudo comprar NetFlix, pero no quiso. Fin.

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