Ayer les comenté sobre el anuncio que había realizado la prensa china sobre el pacto entre Facebook y Baidu para que el servicio incursionara dentro de ese mercado. Mientras tres fuentes en el país asiático afirman que el trato existe, en las oficinas de Palo Alto se niegan a hablar. Ya decíamos que el convenio es polémico, pues se menciona que la red social en China quedaría desconectada de la internacional. Lo que es claro es que alguien está mintiendo.
Es un hecho que ninguno de los dos involucrados ha querido comentar sobre la operación, ni para negar ni para confirmar. Ante tal situación, Pascal-Emmanuel Gobry, de Business Insider, plantea dos escenarios hipotéticos. En el primero, el trato sí existe, pero Facebook se niega a comentar por algún tecnicismo. Por ejemplo, se dice que el pacto está firmado, cuando en realidad, puede ser que se trate de un acuerdo de palabra o algo informal. Por esa razón, los chicos de Zuckerberg se limitan a decir que están evaluando la posibilidad.
Sin embargo, la otra opción es bastante intrigante. Si el trato no se efectuó, ¿por qué agitar las aguas? Adivinaron: por la reacción en el mercado. Cada noticia que se publica afecta las cotizaciones en la Bolsa. En este sentido, el beneficiado directo es Baidu. De acuerdo con el blogger, no sería la primera vez que los periódicos chinos se confabulan para alborotar las finanzas. Las acciones dieron un salto considerable tras el anuncio, por lo que existe la posibilidad de que se haya tratado de una triquiñuela.
Entonces, ¿Facebook entrará a China o no? Sin confirmaciones oficiales, sólo podemos especular. Para la red social significaría un impulso monetario impresionante, pues el mercado chino está prácticamente virgen para las tecnológicas occidentales. Por supuesto, está el debate sobre la incursión a modo, en la que Mark Zuckerberg respeta las reglas del juego para forrarse de más billetes. La noticia sería que Facebook lograra entrar sin necesidad de desconectarse del mundo, algo que suena muy improbable. Pero ya sabemos cómo funciona: cuando hay miles de millones de por medio, todos tan amigos como siempre.