Una de las grandes noticias tecnológicas de hoy y que ha golpeado a Apple por todo lo bajo es la de los registros de ubicación que supuestamente se guardan en el iPhone para tener constancia de cada paso que das, todo muy orwelliano. El caso es que como suele pasar con los temas de seguridad, independientemente de la compañía tecnológica implicada, las cosas se exageran hasta puntos inverosímiles y lo que no es cierto pasa a ser verdad aplastante y la verdad original lo sigue siendo, pero con matices. Y lo digo porque Apple no está registrando los movimientos de ninguno de sus usuarios con ningún fin maléfico, como de repente se parece entender, ni ese registro de movimientos es técnicamente preciso, lo que no quiere decir que no haya un fallo, más bien una falta de sensibilidad, en el tema de la privacidad, porque lo hay, pero ese es otro tema que comento ahora después.

Todo esto viene porque como os comentábamos esta mañana hay un fichero secreto almacenado en cada iPhone que guarda datos de la localización de los usuarios. El caso es que su existencia se conocía desde hace seis meses, pero no ha sido hasta que Alasdair Allan y Pete Warden han liberado un programa de código abierto disponible sólo para Mac OS X que permite extraer toda esa información y mostrarla de un modo mucho más gráfico sobre un mapa con lo cual toda la geolocalización revelada tiene mucho más impacto y da rienda a todo tipo de teorías conspiratorias y alusiones al Gran Hermano que todo lo ve.

Poco a poco se han ido revelando interesantes datos en torno a la aplicación y a lo que verdaderamente recolecta, que no resulta ser la posición exacta del teléfono sino más bien las distintas antenas de telefonía a las que ha estado conectado. También aclarar que la aplicación no muestra realmente toda la información en bruto que se puede sacar del archivo sino que la estructura convenientemente en cuadrículas, como puede apreciarse en la imagen, con el objetivo de minimizar el impacto en la privacidad.

Si se lee el FAQ allí explican como se puede extraer y leer los datos de manera manual, algo no demasiado complicado puesto que no están encriptados en absoluto. Pero aún así y observando todos los datos tampoco puede deducirse con demasiada precisión algo más que las regiones geográficas en las que ha estado el usuario, por ejemplo, no creo que nadie viendo la imagen pueda deducir dónde vivo en Madrid, un punto geográfico en el que presumiblemente mi teléfono se ha usado con más frecuencia. Simplemente puede deducirse eso, que he estado ahí, algo que pone incluso en mi perfil de Twitter, como si fuese un secreto para alguien.

Muy interesante también este artículo en el que se describe omo las entradas y los registros no se corresponden con pautas fijas, sino que de repente se escriben unas cuantas, llegando incluso a corresponder varios puntos geográficos con una misma hora, con una misma timestamp, con lo que se hace imposible saber en qué punto estaba realmente el usuario. Esto es así porque la localización se basa usando la triangulación de redes de telefonía, un método muchísimo menos preciso que el GPS pero que presumiblemente consume menos batería. En resumen, sea cual sea el objeto de este archivo y sean cuales sean las intenciones de Apple para con él, algo que de momento continúa siendo un misterio, no es, ni muchísimo menos espiar al usuario.

Los motivos exactos por los que de Cupertino tienen este fichero incluido en todo los teléfonos los desconozco, pero no es la primera vez que dentro del código de iOS se encuentran rastros de nuevas funcionalidades y este podría ser un buen ejemplo de ello. La información contenida no se transfiere de manera automática a ningún servidor externo y permanece en todo momento en el teléfono, al no estar encriptado es accesible para cualquiera, eso sí, pero hace falta tener acceso físico al mismo, conectarlo mediante un cable y visualizar la información. A este tipo de datos, a qué antenas de telefonía se ha conectado el teléfono tiene acceso las compañías de teléfonos, tampoco es nada nuevo.

En otras palabras, todo el asunto del iPhone Tracker no supone una violación directa de la privacidad sino más bien una cagada monumental, no puede decirse de otra manera, por parte de Apple, por incluir un archivo así sin dar mayores explicaciones sin que haya una razón evidente y justificada (no se han encontrado, de momento, rastros, de archivos similares ni en Android ni en Blackberry y sobre todo por no encriptar el archivo que tampoco cuesta tanto. El problema no pasa a mayores mientras nadie tenga acceso al teléfono y mientras nadie tenga un interés oculto y secreto en saber donde hemos estado, que en mi caso personal y supongo que en el de la mayoría no es mayor problema porque no soy precisamente un superespía que necesita mantener sus viajes al extranjero en secreto, todos mis conocidos y familiares saben a donde voy y donde he estado. De momento la compañía no se ha pronunciado pero no estaría de más que lo hiciese y, sobre todo, que encriptase el dichoso archivo de marras para la próxima versión de iOS.

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