El pasado lunes Larry Page retomaba el control de Google tras la década en que su dirección corrió a cargo de Eric Schmidt. El CEO llega dispuesto a reestructurar su compañía, especialmente tras el mazazo que supuso la renuncia de Jonathan Rosengberg hace tres días.

Page quiere recuperar para su empresa el sentimiento innovador que desde siempre la ha caracterizado y para ello ha comandado a sus más importantes figuras ejecutivas la dirección de cada una de sus áreas de negocio.

A consecuencia, Andy Rubin es ahora nuevo vicepresidente ejecutivo de la división móvil, Vic Gundotra se encargará de la social, Sundar Pichai centrará sus esfuerzos en Chrome, Salar Kamangar es nuevo vicepresidente de Youtube, Alan Eustace responde por el área de búsquedas y Susan Wojcicki promociona a vicepresidente publicitaria.

Cada uno de ellos podrá actuar con mayor autonomía, corriendo mayores riesgos. Éste es el objetivo último de Page: que la nueva organización potencie ideas revolucionarias.

La base de estos cambios podría haberse inspirado en una de las más fructíferas líneas de negocio de Google: Android, cuya independencia destaca especialmente sobre el resto. Veremos qué incidencia tienen en el rendimiento comercial de la compañía.

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