Este año tenía mono de Salones de Comic. En lo que va de año me he pasado por el de Granada y por el de Valencia, pero ahora tocaba el plato fuerte, el clásico, el Salón más antiguo, más grande y más conocido de este país.

Este año, el Salón Internacional del Comic de Barcelona,celebraba su 29 Edición. Haciendo cálculos, yo habré estado en al menos, la mitad de ellas, y lo cierto es que, desde que hace unos años se produjo un cambio radical en la dirección, ahora en manos de Carles Santamaria, la cosa ha evolucionado de una manera importante.

Ahora el Salón se celebra en la Fira de Barcelona, un lugar ideal para este tipo de cosas, con el incoveniente de que quizás sea demasiado grande y en momentos de poca afluencia, el ambiente pueda parecer un poco desangelado.

El evento dura 4 días, de jueves a domingo, aunque los de más afluencia suelen ser los viernes tarde, sábados y el domingo por la mañana.

Este año los expositores y la organización tenían algo de miedo, debido al monento de crisis económica que se está viviendo. A pesar de las cifras oficiales, que cualquiera que conozca un poco el tema sabe que están tremendamente infladas, este año ha sido raro, porque el jueves hubo afluencia, el viernes estuvo más flojo pero el sábado se petó. Daba gusto ver el recinto complentamente lleno de gente disfrutando de sus aficiones, un montón de ellos jóvenes y algunos disfrazados de cosplay (que no es que me entusiasme demasiado). También había zombies pululando por los pasillos, y es que este año, el salón estaba dedicado a estos seres, aprovechando el tirón comercial y mediatico que están teniendo debido, en parte, al éxito de la serie de comics y de TV de Los muertos vivientes, cuyo dibujante, Charlie Adlard, fue uno de los invitados más solicitados.

Para poneros un poco en situación, el Salón del Comic de Barcelona consiste principalmente en una zona comercial llena de stands, de editoriales, y tiendas sobre todo, aunque las tiendas cada vez vienen menos. Últimamente, además, proliferan unos extraños puestos que no pintan mucho, como puedan ser de chucherias o incluso de founde de chocolate. Cada vez cobran más protagonismo stands con merchandasing japonés, debido a la importancia del manga.

Por cierto, como curiosidad, la marca de sopas Maggi tuvo un stand donde regalaban una sopa o noodles de estilo oriental.

En el mismo recinto se organiza charlas y mesas redondas, así como sesiones de firmas con los distintos autores que han invitado las editoriales. Cada vez se realizan más actividades paralelas, habiendo stands de películas relacionadas con el cine, o de videojuegos.

Desde hace un par de años, como novedad, incorporan conciertos a media tarde, lo que anima el ambiente que por allí se respira. También hay distintas exposiciones. Este año destacaban la dedicada a los zombies y Tarzan. Había también una de gatos en el comic a la que no le encuentro yo mucho sentido. Y otra dedicada al 23 F.

No estaban mal pero creo que pueden ser mejorables.

Además, el Salón ofrece los premios más importantes del sector, que se entregan el viernes por la noche. Son unos premios que siempre acarrean cierta polémica, pero más que por los galardonados, por lo poco claro que está el censo de las personas que votan. Podéis consultar el listado de ganadores de este año aquí.

También el Salón es un sitio excelente para buscar empleo, ya que desde hace años, y cada vez de forma mejor organizada, se producen encuentros entre autores y editores donde los primeros muestran sus trabajos. De aquí han salido muchos contratos incluso para el extranjero.

Además, si eres dibujante, también puedes disfrutar de alguna clase magistral de autores de renombre  (este año, entre otros, Pascual Ferry y Eddie Campbell). Y seguramente, se me olvide alguna de los cientos de actividades que se realizan.

Una de las cosas importantes es que las editoriales aprovechan estas fechas para sacar sus novedades más importantes e inundar las estanterias de todas las tiendas. Este año, ahí si se ha notado la crisis pues de las 400 novedades que se han presentado los últimos años (sólamente para el Salón), se ha reducido el número a la mitad, a 200, aunque desde luego, esto tiene mucho más lógica y realmente esto ha sucedido así debido a una regulación del mercado.

También resulta interesante descubrir fanzines nuevos, para ello hay un apartado especial donde los faneditores presentan sus más recientes creaciones.

Un fanzine es una de las novedades que más interés me ha despertado, Fjorden, de Álvaro Ortiz. Un especial de Martin Mystère sobre la Sagrada Familia también merece ser destacado, así como el cofre en edición especial en formato maletín de 100 Balas que ha preparado Planeta.

Aunque este año, no ha habido un invitado que atrajera multitudes, un “Hot Artist”, hemos contado con la presencia de tipos verdaderamente interesantes, siendo la estrella el mencionado Adlar así como Garth Ennis, Brian Azzarello, Eddie Campbell, Kurt Busiek o Riad Sattouf. No faltaron las colas para conseguir una firma de ellos.

Entre los españoles, la cantidad aumenta, y podrías disfrutar lo mismo de Paco Roca como de Ibañez, pasando por autores más jóvenes como Jano.  Fermín Solís, Purita Campos, Dario Adanti, David Rubín... La lista es interminable.

Desde luego, si eres aficionado a las viñetas, es un lugar de obligada visita, lo más cercano al paraíso para un lector de tebeos. Por supuesto, tiene cosas a mejorar como es el precio de la entrada (por entrar a un sitio donde principalmente vas a gastar dinero, aunque haya exposiciones que hacen que la organización justifique el pago de una entrada, pero no su alto precio)

La organización tiene que encontrar una forma de que las librerías tengan más presencia. Son una de las partes fundamentales de la industria, donde recae el peso de las ventas, pero a las que les resulta muy costoso acudir al evento. Además, ayudaría a que la gente pudiera encontrar más tebeos, ya que, aunque parezca mentira, la oferta de material antiguo (e incluso nueva) no es todo lo extensa que debería..

Quizás sería interesante que las mesas redondas o charlas plantearan temas de actualidad, cuestiones interesantes, que fomentaran la participación, que generaran debates, pudiéndose de esta manera, llegar a conclusiones sobre la industria.

La repercusión de los premios debería ser mayor, que el público en general empezara a tomárselos en serio, que tuvieran mayor presencia en los medios. Sobre todo falta que aparezcan en la televisión. Para ello, la organización debe creer más en ello y en su dignidad.

Entre las cosas buenas que aporta el salón, además de las ya expuestas, está la alegría de volver a encontrarte a amigos y colegas que hace tiempo que no ves, el propiciar encuentros entre profesionales que, entre otras cosas, ha permitido que este año se constituyan 2 asociaciones.

En conclusión, podemos decir que es un Salón que a superado de una manera ligeramente satisfactoria la crisis, y que debe mejorar ciertos aspectos de cara a la importante cita del año que viene, donde cumplen 30 años. Yo espero volver y poder contaroslo.

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