Hay algo en lo que Nintendo es experta. Remar a contracorriente se le da a las mil maravillas, lleva haciéndolo desde que el mundo es mundo. ¿Qué podría esperarse de una compañía que comenzase sus pasos en el negocio de los naipes? Y que conste que no es ningún reproche, sólo una cariñosa anécdota que nunca dejará de sorprenderme.

Ingenuos, pensábamos que Wii U cambiaría las reglas del juego, que los de Kyoto habían tardado en comprender la existencia de políticas insostenibles con el paso del tiempo, que el aperturismo era la única vía posible.

Toca ir desechando la idea ante declaraciones como las que hoy nos brinda Satoru Iwata, presidente de la corporación. El CEO ha rechazado abiertamente cualquier anexión al fenómeno de los juegos freemium, tendencia que comienzan a abrazar Sony y Microsoft, pero que la compañía no comparte en absoluto.

Hay que tener en cuenta que Nintendo es el único fabricante de hardware que gana dinero con cada máquina producida, mientras sus competidoras rentabilizan la producción a la larga, con la venta de software. Este esquema, a priori tranquilizador para el accionariado, se convierte en un arma de doble filo cuando implica rechazar tendencias al alza como la de los juegos gratuitos, financiados por microtransacciones:

Si analizamos el sistema freemium, no todo el mundo está satisfecho con la oferta. Actualmente un reducido número de usuarios está dispuesto a pagar por contenido en esta clase de títulos. Nintendo no está interesada en ofrecer software de forma gratuita, hacerlo sólo devaluaría el software y nos dejaría en una situación de la que sería muy difícil recuperarse.

Tendencia al alza, decíamos, que se materializa en impresionantes cifras como las cosechadas por Angry Birds, que acaba de rebasar los 250 millones de juegos descargados.

También podríamos preguntarle a Zynga qué piensa de las declaraciones de Iwata. La responsable de fenómenos como FarmVille, ya prepara su próximo desembarco con CitiVille Hometown, versión para iOS del popular simulador urbanístico.

Sintetizando: Nintendo se niega a un fenómeno rentable más por cabezonería que otra cosa. La misma que durante largo tiempo le ha llevado a pasarse de quisquillosa con terceras compañías o a sostener un restrictivo "sistema" de juego online basado en engorrosos códigos de amigo.

Wii U debería cambiar eso, promete Iwata, que habla de la máquina en términos de flexibilidad online para con los desarrolladores y cual cuna de géneros otrora bastante maltratados por la casa, títulos hardcore que esta vez sí tendrán cabida gracias a una potencia gráfica considerable, que permita la conversión directa desde Xbox 360 o PlayStation 3.

Una de cal y otra de arena. ¿Serán éstas las primeras señales de cambio en el seno de la compañía o más bien excusas del borracho que promete sin convicción alguna de por medio?

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