La red está formada, a grandes rasgos, por un conglomerado de computadores que están enlazados entre sí mediante satélites, radioenlaces, cables de cobre o enlaces de fibra óptica. Si hay una característica esencial en Internet es su universalidad y, por tanto, su conexión con, prácticamente, cualquier rincón del mundo; algo que no sería posible si no existiesen enlaces entre los cinco continentes realizados mediante los cables submarinos. Un cable submarino es un soporte físico de transmisión (en sus inicios, cables de cobre y, actualmente, cables de fibra óptica) que cruzan el lecho del mar y permiten la comunicación entre dos puntos bastante alejados entre sí.

A mediados del siglo XIX, con la expansión del telégrafo, era necesario conectar puntos que estaban separados por el mar, por ejemplo, Inglaterra y Francia. Con tal fin, se tendió, alrededor de 1850, el primer cable submarino que cruzaba el paso de Calais que resultó un auténtico fiasco porque, al no estar blindado más que en sus extremos, la señal se deformaba mucho (por los rebotes) y, además, sufría retardos que la convertían en irreconocible. Afortunadamente, un pescador enganchó sus redes en el cable y terminó rompiéndolo, haciendo que los ingenieros de la época tuviesen que pensar en una mejor solución. Entre 1851 y 1852 se tendió un nuevo cable, esta vez blindado (recubierto por una sustancia parecida al caucho llamada gutapercha que desarrolló Werner von Siemens), que funcionó bastante bien y que dio pie a que se tendiesen cables entre Europa y África pasando por las distintas islas y creando las primeras redes de telégrafos.

Pero el verdadero reto llegó al intentar unir Europa con América, lanzando un cable que cruzase el océano Atlántico. Tras dos millones de dólares en inversión, el 5 de agosto de 1858 se puso en servicio el primer cable submarino transatlántico, que unía Irlanda y Terranova (Canadá) y que a los once días transmitió un mensaje de la reina de Inglaterra al Presidente de los Estados Unidos. Al mes del uso, el cable también falló y tuvieron que transcurrir ocho años hasta que el proyecto se retomase de nuevo. Hubo que diseñar un nuevo cable con un mejor blindaje, un hilo conductor mucho más grueso que el anterior y con mayor resistencia a la torsión y, al fin, en 1866 se puso en servicio el primer cable entre ambos continentes. A partir de entonces y hasta final del siglo, 15 cables cruzaban el Atlántico, sentando los cimientos de la gran red de cables submarinos que existen en la actualidad y que, a principios del siglo XX, ya sumaba un importante número de enlaces.

cable submarino

Con el paso de los años, al igual que ha evolucionado la forma que tenemos de comunicarnos y ha aumentado exponencialmente el volumen de datos que cursamos, los cables submarinos han ido evolucionando tecnológicamente. Los primeros cables estaban construidos con pares de cobre más o menos bien aislados pero en los que, al final, las señales sufrían elevadas atenuaciones a causa del mal aislamiento (por malas manipulaciones, defectos de fabricación, etc). El perfeccionamiento de las cubiertas plásticas, poco a poco, fue mejorando este problema que se solventó cuando fue posible desplegar amplificadores de señal a lo largo del trayecto del cable. En los años 60, conforme empezó a crecer la demanda de conferencias telefónicas internacionales, se comenzaron a tender los primeros cables coaxiales (que permitían transportar de 120 a 1800 canales telefónicos analógicos) y, posteriormente, en los años 80, se comenzarían a tender los cables de fibra óptica que, actualmente, se siguen utilizando.

¿Y cómo se despliega un cable submarino? El tendido de un cable submarino no es un proyecto sencillo, requiere de unos barcos especiales, los buques cableros, que conforme van navegando van abriendo un surco en el lecho marino y van depositando el cable del tendido (con sus amplificadores de señal cada 50 Km) siguiendo una ruta previamente estudiada (normalmente, la más corta y recta posible teniendo en cuenta las irregularidades del fondo marino).

Teniendo en cuenta que la fibra óptica transporta haces de luz y que, por tanto, son inmunes a cualquier tipo de ruido (pero no a la atenuación), en estos trazados se introducen amplificadores que regeneran la señal para que pueda cubrir grandes tramos de distancia. Además, dado que la fibra óptica es de reducido tamaño, un cable submarino puede contener un elevado número de pares de fibra, con lo que al capacidad del enlace se multiplica bastante. De hecho, gracias a los avances en fotónica y comunicaciones ópticas, los enlaces de fibra óptica pueden transportar aún más señales gracias al DWDM (Dense wavelength Division Multiplexing), que permite que, a través de una misma fibra, puedan viajar múltiples señales a distintas longitudes de onda (eso sí, por encima de los 1550 nm) y que permite alcanzar hasta los 25,6 Tb/s en una sola fibra.

Hoy en día, el fondo del mar está plagado de cables de comunicación que cursan la mayor parte de las comunicaciones que se producen en todo el mundo, tanto de voz como de datos (el 95% del tráfico de Internet viaja por ellos). Entre los cables más famosos encontramos el PanAm (que se puso en servicio en 2001, recorre 4.410 Km uniendo Panamá, Ecuador, Perú y Chile con una capcidad de 2,5 Gbps), el MAYA-1 (con una capacidad de 95 Gbps y une Estados Unidos, México, las Islas Caimán, Honduras, Costa Rica, Panamá y Colombia) o el SEA-ME-WE 4 (con una capacidad de 1.25 Tbit/s y un trazado de 18.800 km que une Francia, Italia, Argelia, Túnez, Singapur, Malasia, Tailandia, Bangladesh, India, Sri Lanka, Pakistán, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Egipto).

La mejor manera de hacerse una idea de la cantidad de información que viaja en las autopistas de los cables submarinos es, sin duda, visitar el mapa de cables submarinos de Greg Mahlknecht, uno de los mejores censos que he visto sobre esta materia que, además, está perfectamente representada sobre un mapa de Google Maps.

Imágenes: Dogdy Dewfish</a, Dat TV y Many Possibilities

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