Aclaraciones previas, ésta no es una entrada oficiosa y por consiguiente no pretende reflejar académicamente los cinco títulos que mayor mito han construido en torno a sí. Lo que aquí os ofrezco es la enumeración de una vida dedicada al videojuego, una ristra de juegos (alguno pasó sin pena ni gloria) que de algún modo hicieron mella en mi. Juegos con los que de un modo u otro uno termina encariñándose, hasta el punto de necesitar compartirlos con otros, hacerles renombre y alentar a su reproducción.

Ninja Gaiden

No era el título más apropiado para estrenarse en esto de las consolas, pero mientras otros optaban por Tetris, Duck Hunt o Super Mario, uno desgastaba su flamante NES con este título de Tecmo, primero en la saga que volviese a la actualidad gracias a Xbox.

Ryu Hayabusa es un ninja deseoso de venganza, su primer juego un compendio de plataformas y beat'em up capaz de sacar de quicio al más pintado. 

Ni que decir tiene que aquel niño de 6 años tiró el mando al suelo en más de una ocasión, pero daba igual porque entonces la tecnología se fabricaba a prueba de golpes. 

Recuerdo los inexistentes puntos de guardado o aquellos jefes finales que te fulminaban al primer contacto... un dulce suplicio al que aún a día de hoy me gusta enfrentarme.

Kirby's Dream Land

De uno de los juegos más complejos a los que uno pueda enfrentarse a otro de los más simples. La rosada mascota de Nintendo iniciaba su andadura portátil con este juego para Game Boy, máquina que también estrené con el cartucho.

Se trataba de una aventura de plataformas muy breve, de simpáticas melodías y escenarios, que terminaba cautivando al jovenzuelo jugador.

Lo que hizo grande a Dream Land, además de demostrar que no sólo Mario podía alzarse con el carisma de la casa Nintendo, fue su accesibilidad a toda clase de públicos. Un juego fácil sí, pero que aún así encantaba a todos los perfiles.

Kirby's Dream Land está disponible actualmente en la Nintendo eShop de Nintendo 3DS.

Eternal Darkness

La malograda Nintendo Gamecube tiene en su haber joyas como este Eternal Darkness, que merece más reconocimiento del que sin duda tuvo. 

El survival horror de Silicon Knights fue pionero en muchos sentidos, sus tintes rpg, la perfecta mimetización con Lovecraft y muy especialmente un medidor que reflejaba la cordura del jugador.

Cuando éste llegaba a cero, toda clase de imprevisibles efectos poblaban la pantalla, desde parecer que la configuración del televisor se había visto afecta, hasta la inversión del escenario.

La necesidad de jugarlo tres veces, hasta desentrañar el verdadero final (sin que la tarea nos resultase ardua en absoluto) dejaba muy a las claras la calidad del desarrollo, inmersivo a más no poder.

Shenmue

Quien lo probó, lo sabe. La obra maestra de Yu Suzuki se planteó como una trilogía de la que tan sólo hemos podido disfrutar dos entregas. 

El juego surgió como un pretendido RPG basado en la mítica saga de lucha Virtual Fighter, pero evolucionó a un título con identidad propia, en el que encarnamos a Ryo Hazuki.

El adolescente presencia el asesinato de su padre a manos de un maestro de artes marciales conocido como Lan-Di, quien reclama la muerte de un hombre a manos del patriarca así como un misterioso canto de piedra conocido como el Espejo del Fenix.

Desde entonces el muchacho buscará venganza recorriendo as calles de su pueblo y alrededores, inmerso en un mundo vivo, donde podemos hablar con cada personaje, entrar en cada casa, comprar en cada tienda o simplemente sentarnos en un banco a esperar a que se ponga el sol (todo obedece al horario interno del juego, por lo que al anochecer pocos comercios quedarán abiertos o determinados personajes serán más difíciles de encontrar, por ejemplo).

Todo esto quizás os suene un poco a GTA: un gran mundo abierto, que transmite vida... Pues ya sabéis de dónde se plagiaron buena parte de sus ideas.

El tiempo dirá si algún día podamos culminar esta venganza con la que muchos llegamos a soltar alguna que otra lagrimita. Shenmue fue lanzado en Dreamcast y Xbox (su segunda parte).

Heavy Rain

El último de la lista es Heavy Rain, proyecto cumbre de Quantic Dream, de la que os recomiendo también The Nomad Soul y Fahrenheit

Esta aventura cinemática repleta de Quick Time Events demostró que cine y videojuego podían confluir de forma magistral. Guión, calidad de los diálogos, planos de cámara, humanidad de los personajes... todo aquí rezuma maestría.

Lo mejor, sin duda, esos puntos álgidos del juego que son sus bifurcaciones, momentos en los que tomar tal o cual decisión, muchas de ellas vitales para salvar la vida de nuestro propio hijo o allegados.

Cuando un simple juego consigue que el jugador se arrepienta de haber tomado una decisión, cuando consigue que éste tarde hasta 15 minutos en apretar un botón por miedo a las consecuencias, es que algo se ha hecho rematadamente bien.

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