Para muchos, Spotify es la salvación del de la industria de la música (Sony, EMI, Warner Music Group y Universal) y continúamente se presume el incremento en las cifras de sus usuarios y el hecho de que su modelo de suscripciones ya le genera más dinero a las disqueras que les licencian música, que su moribundo negocio de venta de copias.

De acuerdo a información de Music Ally las ganancias de Spotify LTD, — la entidad británica de Spotify y desde donde operan la mayoría de sus negocios en Europa — incrementaron en relación al año pasado en 458%, resultando en casi 99 millones de doláres.

Los ingresos por publicidad crecieron de 6 millones de doláres en 2009 a 29 millones de doláres (£18.06 millones) en 2010. En cuanto a suscripciones pagadas, su ganancia incrementó de 10 millones y medio de dólares a 70 millones de dólares. (£45.07 millones)

Parecería un éxito, sin embargo, no contaban con las licencias. El “costo de venta” de Spotify LTD incrementó del 2009 al 2010, de 25 millones de dólares a un poco más de 40 millones de dólares.

Imagen vía Musically.com tamaño completo

El costo de venta, después del pago de impuestos, corresponde principalmente al pago de regalías de acuerdo a Forbes. Si rápidamente restamos a los 99 millones aproximados de ganacias, estos 40 millones de doláres, no resulta tan maravillos perder casi el 40% en estos gastos de operación.

Los ganadores, claro, serán lo de siempre. Spotify ha aceptado que ha pagado más de 100 millones de dólares a propietarios de derechos y que su servicio representa la segunda fuente de ingresos para disqueras europeas. El problema sigue siendo el mismo, no hay una distribución justa de las regalías, por eso, muchas disqueras independientes han abandonado Spotify.

Spotify sin duda es una alternativa para la industria del comercio masivo de música, sin embargo no lo es para el ecosistema total de la música— lo cual incluye a productores, autores, disqueras y negocios independientes dedicados a la comercialización y distribución a menor escala de música.

Lo irónico es que un servicio que -- en la visión de los monopolios del negocio musical-- es su gran salvación y del cual las mismas disqueras de siempre son inversionistas, vaya a seguir perdiendo dinero proporcionalmente al inevitable incremento de su base de usuarios que producirán sus operaciones en el mercado estadounidense y su integración a Facebook.

Esperemos que al menos el dinero de regalías que las sociedades de gestión reciben por parte de Spotify, no se lo gasten al estilo SGAE , entidad que le dió -- con toda razón -- el visto bueno a este servicio.

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