Cuando anunciaron que una de las series más celebradas de la televisión reciente, Buffy the Vampire Slayer, tendría una continuación en cómic, fuimos muchos los que lo celebramos. Claro que sí: una de nuestras series favoritas volvía, y sin restricciones de presupuesto ni la mano negra de los productores de la cadena para arruinar la creación de su excelencia, Joss Whedon. Sin embargo, la realidad de Buffy the Vampire Slayer Season 8 fue muy distinta. Para muchos fue una espantosa decepción. Ojo, porque a partir de aquí puede haber spoilers.

No es una cuestión tanto de que fuera mala, como tal. Seguramente si fuera un cómic nuevo, estaríamos encantados con la calidad de los guiones y lo trepidante de la historia. Pero no era nuestra Buffy. ¿Un ejército de cazadoras? ¿Superordenadores, aquelarres multitudinarios, castillos en Escocia y monasterios en el Tíbet? Cuando la octava temporada terminó, los fans estaban reunidos en un clamor generalizado: devolvednos a nuestros scoobies. Y parece que nos han escuchado.

Uno de los principales problemas de la octava temporada es que la colección casi interminable de personajes dispersaba demasiado la narrativa. Podíamos pasar tres o cuatro números sin ver a Buffy o a Willow más que de pasada, y cuando entre número y número pasa un mes, eso es demasiado tiempo. Han solucionado eso de la forma más elegante posible: aparte de la continuidad principal en Buffy, habrá series paralelas que se centren en algunos de los personajes periféricos. De momento, la primera y única de esas series es Angel & Faith, y no hay nada en ella que dé impresión de secundario.

Pero lo mejor de esta Season 9 está en la serie principal, y es que se trata, sin duda alguna, de un auténtico regreso a los orígenes. La serie vuelve a concentrarse en ese pequeño grupo de personajes a los que conocemos y amamos: Willow, Xander, Dawn, Spike, Andrew, y, por supuesto, Buffy. Las otras cazadoras siguen existiendo, claro que sí, pero no forman parte de ese microcosmos, no están en el centro de la historia. El centro de la historia vuelve a ocuparlo esa metáfora sobre la vida que nos conquistó. Los demonios a los que se enfrentan son los mismos a los que nos enfrentamos nosotros, pero con más cuernos y pinchitos en sitios raros. Es la historia de cómo una mujer joven se enfrenta a los problemas que tendría cualquier mujer joven: pagar su crédito de estudiante, compartir piso con unos desconocidos, tener un trabajo sin futuro y luchar contra los vampiros y los demonios. Lo típico.

Otro punto fuerte es la calidad del arco narrativo. Mientras que en la anterior temporada nos enfrentábamos a una amenaza difusa e inabarcable -Twilight, los militares, los vampiros, Amy- la situación en la corriente parece estar mucho mejor enfocada. De momento sólo hemos leído tres números, pero nos recuerda mucho más a esa construcción de mitos sutil pero inexorable de temporadas como la quinta (Glory) o la séptima (El Primero) que al mogollón revuelto y confuso de la octava o la cuarta (La Iniciativa).

Los personajes vuelven a estar claramente caracterizados y tienen las reacciones que esperaríamos de ellos, salvo quizá Dawn, que parece haber madurado de pronto y sin demasiada explicación. Personajes que estaban prácticamente descarrilados, como Willow, vuelven a su ser y llenan la página con una personalidad exquisitamente bien construida.

¿Todo es bueno? Por desgracia no. Uno de los grandes puntos flacos de la Season 8 sigue presente, y es la irregularidad del arte, que oscila entre lo razonablemente bueno y lo pasable a duras penas. Sin embargo, al tener un reparto mucho más reducido, en esta temporada el problema de no reconocer a los personajes no se da tan a menudo, y lo cierto es que en algunos números se percibe una mejora sustancial. Aunque sigo sin entender por qué dibujan a Buffy con nariz de patata.

En resumen, si eres uno de los que dejaron la serie por perdida, es un buen momento para darle una segunda oportunidad. Exceptuando Sunnydale, Buffy the Vampire Slayer Season 9 recupera todos los ingredientes que hicieron de la serie de televisión un hito y un ejemplo a seguir, y los desarrolla en nuevas direcciones cada vez más interesantes. Y si nunca volviste a la serie después de que terminase en televisión, quizá debas considerar reengancharte. Porque esto es un presentimiento, pero creo que uno acertado: va a merecer la pena.

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