Chromebook

Está a punto de cumplirse un año desde que Google presentase en sociedad el esperado Chrome OS, es decir, su sistema operativo que, además, no llegó solo sino que trajo de la mano un nuevo tipo de portátil, el Cr-48 que terminaría convirtiéndose en el Chromebook. La expectación era grande y Chrome OS trasladaba la nube a nuestro escritorio en un sistema que, salvo para la carga del propio entorno, no necesitaba almacenamiento local y vinculaba todas sus funcionalidades a la nube (Google Docs, Google Calendar, Gmail, etc), sin embargo, aunque Google realizase pruebas en grandes empresas y lanzase un servicio de soporte, el Chromebook, aparentemente, no ha calado ni en el mundo empresarial ni tampoco en el segmento personal ¿Acaso llegó la nube demasiado pronto al escritorio?

El Chromebook nació para simplificar la gestión y la administración de los portátiles, el usuario se sentaba delante de un equipo en el que, únicamente, tenía un navegador (Chrome, por supuesto) con el que accedía a los servicios en la nube o ejecutaría aplicaciones diseñadas para Chrome, así de simple y sencillo. Desde el punto de vista del soporte, Google ponía a disposición de las empresas un servicio a tal efecto, abstrayendo a las empresas de tener que prestar este servicio. Cada empresa es un mundo y no todas las empresas están igual de adaptadas como para dar el salto a la nube y, claro está, ese era el gran requisito del Chromebook.

Esta vinculación tan fuerte a la nube se intentó paliar en el mes de mayo con el acceso a los archivos disponibles en las tarjetas SD del Chromebook, una manera de poder trabajar con documentos locales y con la que intentar que los usuarios derribasen la barrera de la alta dependencia con la nube, sin embargo, el Chromebook sigue sin terminar de despegar y, pensando en la campaña navideña, Google ha bajado los precios de estos portátiles para intentar incentivar el mercado.

Decir que estas navidades, el tablet será uno de los dispositivos que más demanda tendrán no es decir nada nuevo, sin embargo, ¿puede el Chromebook ser una competencia real frente a un tablet? Si nos fijamos en las prestaciones, un Chromebook es un portátil con 2 GB de RAM, un procesador Intel Atom y 16 GB de almacenamiento SSD, es decir, características cercanas a un netbook a un precio que oscila entre los 299 y los 429 dólares (es decir, entre 215 y 305 euros) que sigue siendo alto comparado con, por ejemplo, el Kindle Fire (con un precio de venta de 199 dólares) o cualquier otro tablet.

La alta dependencia del Chromebook de los servicios de Google siempre me pareció una barrera de entrada, siempre tuve la sensación de que estaban cerrando demasiado el cerco alrededor de sus propios servicios y eso, al final, podría ser contraproducente. ¿De qué sirve un Chromebook sin conexión a Internet? Esa es la gran pregunta que acaba surgiendo en cualquier debate porque, se mire por donde se mire, es un dispositivo que necesita una conexión a Internet y, desgraciadamente, no vivimos en un mundo en el que existan redes wi-fi abiertas que nos permitan estar siempre conectados.

Personalmente, la idea del Chromebook siempre me pareció interesante porque cada vez utilizamos más los servicios en la nube o navegamos por Internet, sin embargo, el uso tan limitado a la nube que sin conexión a la red convertía al Chromebook es un trasto, me hizo descartar la idea de hacerme con uno. Si los que estamos acostumbrados a trabajar con servicios en la nube no nos vemos usando un Chromebook, ¿qué pasa con el usuario medio? Pues, básicamente, lo que debe estar pasando: las ventas no se levantan y hay que bajar los precios para ver si las ventas se despiertan.

Chome OS y el Chromebook implican un cambio de paradigma en la forma de trabajar con un portátil, es un equipo que depende fuertemente de una conexión de datos y, por tanto, es un requisito que la gente debe tener muy claro. Seguramente, si Google hubiese empleado algo más de tiempo (y recursos) en evangelizar a los usuarios sobre las ventajas de la nube y las del Chromebook, posiblemente, la situación podría ser distinta; aunque, bajo mi punto de vista, el Chromebook intentó llevarnos a la nube demasiado pronto.

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