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Desde que hace 66 años, Estados Unidos silenciase las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, el mundo ha vivido con el temor a que se desatase una guerra nuclear y, la verdad, a punto hemos estado en más de una ocasión de asistir al estallido de una guerra. Muchos recordarán la Crisis de los Misiles de Cuba que tensó la cuerda entre la Unión Soviética y Estados Unidos, sin embargo, el 9 de noviembre de 1979 también estuvimos muy cerca del inicio de una guerra nuclear cuando todas las alarmas de alerta se activaron en Estados Unidos ante un ataque, los cazas despegaron, se dio orden de despegue a los bombarderos pero, sin embargo, ni el radar ni los satélites detectaron nada y, al final, resultó que las computadoras estaban reproduciendo una simulación.

Puede parecer sacado del argumento de la película Juegos de Guerra y, realmente, es así puesto que parte de la película está sacada de este incidente. Los que hayan visto la película (o la saga Stargate) recordarán que las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos poseen un centro de control llamado NORAD (Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial o North American Aerospace Defense Command) situado en la Montaña Cheyenne, si bien se conoce como NORAD a ese complejo, realmente, es una red formada por centros de control en Alaska, Canadá y Estados Unidos para la defensa conjunta del norte de América, lo cual puede servirnos para hacernos una idea de lo que suponía el proyecto en plena guerra fría.

El caso es que a las 9 de la mañana del 9 de noviembre de 1979, las computadoras del NORAD del Monte Cheyenne, el Mando Nacional del Pentágono y el Mando Alternativo Nacional (situado en Fort Richie, Maryland) comenzaron a lanzar alarmas referidas a un súbito ataque nuclear soviético de categoría MAO-3. ¿MAO-3? Pues dentro de la clasificación de los ataques nucleares, el MAO-3 sería el segundo nivel de ataque más alto que podría lanzarse y estaría dirigido a la aniquilación de las armas nucleares del enemigo que puedan ser lanzadas, sus arsenales, la aniquilación de las fuerzas militares y del poder político. En un ataque MAO-3, dado que se tiene como objetivo al poder político, las ciudades peligran puesto que acogen las sedes de los poderes públicos y, por tanto, también podrían ser aniquiladas como "daños colaterales".

Con este panorama era lógico que la defensa del país se movilizase y se activase el protocolo de represalia nuclear, aplicando la inquietante estrategia de la Destrucción Mutua Asegurada, es decir, lanzar tu arsenal antes de que sea destruido para destruir al contrario a pesar que sabes no tienes escapatoria. Por tanto, la alerta se transmitió a la cadena de mando y se activó la defensa civil, despegaron ocho cazas de combate americanos y dos canadienses para interceptar los misiles que se aproximaban, además de prepararse el despegue de bombarderos, sin embargo, los datos de los satélites y los radares no indicaban ningún ataque mientras que la computadoras aseguraban un ataque con 300 misiles aproximándose a los Estados Unidos.

Ante esta discrepancia de datos, afortunadamente para todos, primó la cordura y no se efectúo ningún ataque hasta confirmar si se había producido algún impacto. Ni el sistema de radar ni los satélites se equivocaban y, al final, todo quedó en una falsa alarma al comprobar que los primeros objetivos seguían sanos y salvos; por tanto, todo apuntaba a un error de las computadoras del sistema de alerta.

NORAD 2

Tras un par de horas de revisión, se comprobó que alguien había introducido una cinta de entrenamiento como base de datos para el análisis de amenazas. Es decir, que las computadoras estaban pasando una simulación de un juego de guerra previamente grabado, lo cual dio bastante que pensar al Departamento de Defensa de Estados Unidos.

Por aquella época, el Departamento de Defensa se encontraba inmerso en un debate interno puesto que, tras un simulacro bastante realista, el 50% de la fuerza no llegó a desplegarse debido a problemas éticos y de conciencia de los operadores de misiles y, precisamente, pensaban en automatizar todos estos procesos. Sin embargo, el fallo de los computadores hizo replantear esta opción.

Cuentan las crónicas que un senador se encontraba visitando el NORAD en ese día y comentó que se desató el pánico en la base. Por otro lado, aunque nunca llegó a trascender si el técnico que cometió el fallo se enfrentó a una sanción (o a un consejo de guerra), la investigación posterior recomendó (y así se hizo) que cualquier tipo de prueba se realizase en un entorno de pruebas aislado de la red del NORAD para, así, no mezclar las pruebas con el sistema en explotación.

Así que, además de servir de inspiración para Juegos de Guerra, también es un claro ejemplo de esa máxima de los sistemas de información que es la de separar los entornos de desarrollo y pruebas de los de producción.

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