Robonaut y astronauta

"¿Deberían los humanos y robots trabajar en conjunto para lograr mayores avances en lo que se refiere a la exploración espacial?", es lo que muchos se están preguntando y lo que se discutió en el Von Braun Memorial Symposium in Huntsville, Alabama, organizado por la Asociación Americana de Astronáutica . La respuesta, por lógica, tendría que ser afirmativa. Sin embargo existen los que no creen que valga la pena poner en riesgo las vidas de los astronautas, mientras que otra rama que opina que los robots aún no están preparados para semejante misión.

Es imposible, al discutir este tema, no caer en imágenes clásicas de la ciencia ficción en donde humanos y robots compartieron exploración espacial: Luke y R2-D2 compartiendo aventuras, Hal 9000 (de quien podríamos decir que hoy disfrutamos de su cro-magnon en Siri y su protagonismo en las Odiseas del Espacio, y Data en Star Trek son algunos casos. La principal diferencia entre esos casos y nuestro presente en materia de robótica, radica en la inteligencia artificial. Es decir, en la toma de decisiones de manera independiente por parte de los robots. Hoy por hoy, no existe tal independencia, por lo tanto ello los convierte en meras herramientas controladas, tal el caso de los Rovers marcianos o el Robonaut de la NASA.

En el simposio hubo quienes defendieron este tipo de robots, que además de poder recolectar una cantidad increíble de información o de realizar tareas en el espacio exterior, son mucho más económicos que lo que sería poner en marcha una misión a Marte, por ejemplo, en la que viajaran humanos. Especialistas (y optimistas) como la Dr. Suzy Young de la UA-Tuscaloosa’s Research Office, creen que para el año 2040, la inteligencia artificial de los robots se podría estar acercando de manera básica a la toma de decisiones propia de los humanos.

¿Y por qué es tan importante la existencia de un humano en las misiones de exploración espacial? Sobre todo por la rapidez a la hora de solucionar algún tipo de inconveniente. La distancia, y el lag del trasvase de datos en formas de órdenes, hacen que los robots muchas veces se pasen horas, días y hasta meses en un mismo lugar tratando de sortear una contingencia. Con el astronauta en el campo de exploración, la solución es casi inmediata y el estudio de los nuevos mundos muchísimo más dinámico. Por esos, como terminaron concluyendo, y hoy por hoy sin rastros de inteligencia artificial a la altura de los humanos, lo ideal sería empezar a programar misiones exploratorias mixtas, en conjunto entre humanos y robots.

Los defensores de este tipo de aventura, compuesta por un astronauta y un robot, opinan que aunque se avance en lo que se denomina inteligencia artificial, el campo emotivo del astronauta valdría muchísimo a la hora de realizar determinadas tareas, como la de comunicarse con la Tierra para brindar reportes o pedir instrucciones. Si bien los datos que los humanos puedan recabar es desesperadamente menor comparados a los de una máquina creada con tal fin, a la hora de encontrar soluciones que no requieran un análisis cuantitativo de la situación y sí un poco de maña, el robot se encontraría en desventaja.

El Dr. Alan Stern, de la NASA, y a cargo de investigaciones como la llamada Nuevos Horizontes ‘Pluto-Kuiper Belt’, que llegará al lejano y frío Plutón y al Cinturón de Kuiper en el año 2015, dijo:

> Me gustaría que Estados Unidos volviera a explorar planetas enviando a seres humanos. Los humanos somos máquinas asombrosas que podemos reconocer nuevas situaciones, adaptarnos de inmediato a ellas, recolectar mejores muestras y desplazarnos más rápido que los robots de control remoto. Somos mucho más eficientes que los robots. Se dice que los robots ‘Mars rovers’, que están en Marte desde el 2004, han hecho lo que la misión Apolo hubiese hecho con una tripulación de dos hombres en tan solo un día.

No podemos dejar pasar por alto el compromiso de la raza humana en su totalidad con la misión, si en ésta estuviese viajando un astronauta y no un robot. Pasó durante la carrera espacial que depositó a los primeros hombres en la Luna, y volverá a pasar cuando despegue una nave con algún destino firme y determinado. Los Mars Rovers nos maravillaron por lo que significó como avance tecnológico, pero no creo que se pueda comparar semejante consecución a lo que generaron las primeras misiones tripuladas que pretendían llegar a nuestro satélite. La atención, cercanía y compromiso de los humanos para con la conquista espacial pasa, ni más ni menos, por ir más allá de lo imaginable. Llegar adonde nosotros, el hombre, siempre soñó. Que el papel colonizador lo cumpla un robot, nos mantendrá ajenos al logro. ¿O alguien piensa que ya llegamos a Marte por haber puesto dos rovers a hacer varios kilómetros por la superficie marciana?

A todo esto, como dijimos, el dinero cumple un papel protagónico dentro de este dilema. Los vuelos tripulados son más costosos y a su vez su preparación requiere mucho más tiempo. En el caso de los robots o viajes no tripulados (léase sondas, satélites, etc.) la inversión requerida es considerablemente menor, como así también, en caso de accidente, los riesgos políticos que puede conllevar un fracaso de semejante magnitud.

Mientras, los visionarios de la robótica esperan que llegue el año 2040 y poder independizarnos del riesgo que significa ir más allá de nuestros límites. Aunque eso forma parte de nuestra naturaleza.

Foto: NASA

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