En los últimos años la tecnología de los transistores de silicio ha avanzado muchísimo. Cada vez son más baratos y eficientes lo que nos ha permitido aumentar progresivamente la densidad de almacenamiento y como consecuencia hemos podido crear dispositivos más pequeños y livianos. Pero tenemos un problema, y no es otro que las limitaciones físicas; de aquí a unos pocos años simplemente ya no será posible meter más transistores en un microchip. La industria lo sabe perfectamente, y por eso varias grandes compañías trabajan en enfoques alternativos, como por ejemplo IBM que acaba de lograr un importante avance en el campo del almacenamiento magnético a niveles atómicos.

Tras cinco años de intenso trabajo, la división de investigación de IBM ha desarrollado una técnica gracias a la que han sido capaces a reducir de alrededor de un millón a tan sólo 12 el número de átomos necesarios par almacenar un bit de información. O dicho de otro modo, han creado el dispositivo de almacenamiento magnético más pequeño del mundo. ¿Cómo?

Los discos duros de la actualidad almacenan los datos en lo que se conoce como estructuras ferromagnéticas donde los átomos que forman los bits alinean sus espines en la misma dirección para determinar su estado (0 o 1). Esto ha funcionado muy bien, pero supone un obstáculo a la hora de miniaturizar ya que a más pequeño, mayor densidad hasta que llega el momento en el que los átomos se encuentran tan juntos que se vuelven incontrolables al interferir los campos magnéticos de unos sobre los de otros.

Para superar este escollo, los investigadores de IBM usaron una forma poco convencional de magnetismo, el antiferromagnetismo, donde a diferencia del caso anterior los espines de los átomos se encuentran en direcciones opuestas lo que permite aumentar la densidad sin que la estructura atómica pierda estabilidad.

Ahora bien, que nadie se ponga todavía a aplaudir con las orejas pensando en que mañana vamos a ver en el mercado dispositivos de almacenamiento de 1 TB del tamaño de una uña.

Los resultados se han logrado en un laboratorio, es un experimento que se ha desarrollado bajo condiciones muy concretas y utilizando utensilios de alta tecnología. Según la propia gente de IBM harán falta entre 5 y 10 años para resolver todos los retos de ingeniería que supondría crear una memoria magnética basada en lo que ellos han logrado en el laboratorio.

Aún con eso, las conclusiones son muy importantes, principalmente porque responden a la pregunta de cuántos átomos se necesitan para almacenar de forma fiable un bit de información, 12; y además ya conocemos la manera de lograrlo, mediante estructuras antiferromagnéticas.

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