Cuando el año pasado el observatorio espacial Kepler descubrió el planeta denominado como Kepler-16 muchos lo tildaron bajo el seudónimo de Tatooine. Se trataba de un planeta orbitando con dos soles que se asemejaba al descrito por la saga de Star Wars. Hoy ese planeta deja de ser una rareza. La misma sonda ha descubierto otros dos planetas con dos soles, con su propio sistema binario de estrellas. El hallazgo amplifica la posibilidad de que existan millones de ellos.

Hasta el pasado mes de septiembre no se había visto nada parecido. Hoy son tres y permite a los astrónomos estimar el porcentaje de planetas con este tipo de rareza entre aquellas estrellas cercanas a la Vía Láctea.

Los planetas confirmados, llamados Kepler-34b y Kepler-35b, son en realidad un par de estrellas unidas gravitatoriamente que orbitan entre sí. La existencia de dichos organismos, llamados planetas circumbinarios, habían sido predichos hace tiempo aunque sólo en teoría hasta que apareció Kepler-16b en septiembre del 2011.

Según Erick Ford, profesor y uno de los autores del hallazgo:

Hemos creído durante mucho tiempo que este tipo de planetas eran posible, pero han sido muy difíciles de detectar por varias razones técnicas. Con los descubrimientos de Kepler-16b, 34b y 35b, la misión Kepler ha demostrado que la galaxia está llena de millones de planetas que orbitan dos estrellas.

Cuentan los astrónomos que el descubrimiento fue posible por la medición de la disminución de luz de las estrellas cuando los planetas pasan por delante de una de las dos estrellas. Kepler mide la disminución de luz de la estrella cuando una de las estrellas pasa por delante de la otra permitiendo a los astrónomos confirmar el planeta y medir su masa.

Los análisis de ambos planetas confirman que son gigantes de gas de baja densidad, comparable en tamaño con Júpiter, aunque con mucha menos masa. Comparados con Júpiter, Kepler-34 es hasta un 24% más pequeño en tamaño y Kepler-35 un 26% más pequeño. Según Ford:

Los planetas circumbinarios pueden tener climas mucho más complejos, ya que la distancia entre el planeta y cada cambio de estrella se produce de manera significativa durante cada periodo orbital.

Tras el hallazgo todo puede cambiar, o al menos así lo espera la comunidad. La NASA había previsto inicialmente dejar de recibir datos de la nave espacial Kepler en noviembre del 2012:

Los astrónomos están prácticamente rogando a la NASA a que extienda la misión Kepler hasta el año 2016, así podrían caracterizar a las masas y órbitas de planetas del tamaño de la Tierra en la zona habitable. Kepler está revolucionando muchos campos, no sólo en la ciencia planetaria. Sería una pena no poder obtener el máximo rendimiento científico de este gran observatorio. Esperemos que el sentido común prevalezca y la misión continúe.

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