Una nueva historia en torno al copyright nos muestra la parte más oscura e irracional sobre los derechos de autor. Gary Friedrich es el autor y creador original del personaje de cómics Ghost Rider. El hombre, arruinado e indigente en los últimos años, emprendió una batalla legal contra Marvel por el uso de su personaje en la película protagonizada por Nicolas Cage. La respuesta de Marvel ha sido una demanda contra el hombre cuyo fallo ha tenido lugar este fin de semana. Friedrich deberá pagar 17.000 dólares y jamás podrá volver identificarse públicamente como el creador del personaje.

Al parecer, Friedrich fue destituido hace tiempo por la compañía. El hombre, de 68 años, es actualmente un indigente al que el gigante de cómics ha preferido poner como punto de mira ante posible casos similares según atestigua la demanda interpuesta y el fallo posterior.

El creador del famoso personaje había demandado a Marvel y sus nuevos propietarios, Disney, al afirmar que nunca firmó la cesión de derechos de autor sobre su personaje. Friedrich pedía dinero por la película basada en el personaje (de la que está punto de estrenarse la segunda parte) alegando la ilegalidad de la misma. A la vez, el hombre había lanzado hace años su propia línea de merchandising sobre el personaje que ofrecía en las convenciones de cómics.

La respuesta de Disney y Marvel ante la demanda no se hizo esperar. Arremetían contra la demanda negando la autoría que pedía Friedrich. Ambas compañías han demandado por primera vez a un creador por la venta de sus propios personajes en convenciones.

Hasta ahora se trataba de una práctica común en el mundo del cómic que los creadores acudieran a las mismas y ofrecieran bocetos de sus historias, un pequeño mercado con el que las editoriales hacían la vista gorda para que los artistas se sacaran un dinero.

No sólo eso, Disney y Marvel incluyeron en la demanda la prohibición de que Friedrich pudiera hacer pública la autoría de sus obras y su comercialización de ahora en adelante.

La sentencia de este fin de semana deja a Friedrich en una situación más que grave. El juez ha dado la razón a Marvel y Disney tirando por tierra la demanda del creador del personaje. Además, deberá pagar 17.000 dólares, el dinero que se cree que ha ganado con la comercialización de su propio personaje hasta ahora. Por último, no podrá decir en público que él es el creador de su obra.

La victoria en los juzgados es una advertencia para cualquier otro creador que piense que de su propia obra podrá sacar beneficios económicos. El negocio del copyright deja situaciones tan absurdas como esta, en la que un hombre y su obra quedan a merced de los derechos de autor que un día firmaron. Por su parte, a Friedrich todavía le quedará el consuelo de poder firmar los productos oficiales que los fans le lleven a las convenciones.

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