Corría un 14 de mayo de 2009 cuando el satélite Planck de la Agencia Espacial Europea (o ESA) fue lanzado al cosmos a lomos de un cohete Ariane 5 con un ambicioso objetivo: recopilar datos mediante los que comprobar las teorías sobre el universo primitivo y los orígenes de su estructura. Desde entonces nos ha regalado, entre otras cosas, cuatro mapas completos del fondo cósmico de microondas y a eso ahora se han sumado algunos nuevos resultados obtenidos por la misión que están siendo discutidos por la comunidad científica en el congreso internacional “Astrophysics from the Radio to Sub-Milimetre. Planck and other Experiments in Temperature and Polarization”.

Entre los nuevos datos hechos públicos, encontramos el primer mapa de la distribución del monóxido de carbono en todo el cielo, uno de los constituyes de las nubes frías de polvo que pueblan la Vía Láctea y otras galaxias y contienen todos los elementos necesarios -predominan las moléculas de hidrógeno- para la formación de estrellas. Es la imagen que abre el post, la cual se ha confeccionado con datos recopilados por la misión en los últimos años entre los que hay tres nuevas regiones de gas frío que sin él probablemente no hubiéramos encontrado (las investigaciones de monóxido de carbono en las que se utilizan telescopios de radio terrestres son muy lentas por lo que se limitan a rastrear partes muy concretas del cosmos donde se espera que existan concentraciones de CO).

Además de esto, Planck también ha descubierto una neblina de microondas proveniente de la región que rodea al centro de nuestra galaxia y de momento no tenemos ni idea de qué es.

Es similar a la forma de energía conocida por el nombre de emisión de sincrotrón, que se produce cuando los electrones pasan a través de campos magnéticos después de haber sido acelerados por las explosiones de supernovas. Pero solo es similar, ya que la emisión de sincrotrón asociada a esta bruma presenta características diferentes a todas las emisiones de este tipo detectadas en diferentes partes de la Vía Láctea. Ya hay varias teorías sobre la mesa para explicar el hecho pero ninguna ha sido confirmada todavía.

A pesar de que la neblina de microondas sigue siendo un misterio, esta junto a los datos relacionados con el monóxido de carbono, son bastante importantes. En palabras de Jan Tauber, científico de ESA involucrado en la misión:

Los resultados obtenidos hasta ahora por Planck en la bruma galáctica y sobre la distribución de monóxido de carbono nos proporcionan una nueva visión sobre algunos procesos interesantes que tienen lugar en nuestra galaxia.

Lo mejor es que toda la información recabada por el satélite hecha pública solamente es la punta de un gran iceberg. Son muchísimos los datos que ha obtenido Planck y analizarlos es muy complicado y lleva tiempo. Por suerte en relativamente pocos meses llegará la primera base de datos cosmológicos de Planck -en algún momento de 2013- gracias a los que es probable que se resuelvan un número importante de incógnitas relacionadas con el universo primitivo; y si no rodarán cabezas, porque el coste total de la misión ronda los 700 millones de euros.

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