Hace unos meses hablamos de una serie de trabajos de investigación que combinaban electrónica y biología en las que se colocaban implantes electrónicos a insectos para aprovechar la energía generada en su aleteo o en el movimiento de sus patas para alimentar estos "sistemas empotrados". Los resultados eran bastante llamativos y en el caso de DARPA, se trabajaba en la senda de la instalación de sensores para poder utilizar los insectos como sondas (algo muy real aunque pareciese cercano a la ciencia ficción). Parece que los insectos no son los únicos seres vivos que podrían ser utilizados como sondas y las últimas investigaciones han puesto el foco en moluscos como el caracol.

¿Caracoles espía? He de reconocer que suena bastante raro puesto que un caracol, precisamente, no es un ser vivo que se desplace una gran velocidad como para, por ejemplo, atravesar un campo de batalle o explorar una superficie contaminada, sin embargo, según un artículo publicado en la revista Journal of the American Chemical Society, el caracol podría generar electricidad suficiente como para alimentar sensores que sirviesen para utilizar a este molusco en tareas de recopilación de datos sobre condiciones ambientales o sobre inteligencia militar que, posteriormente, fuesen enviados a un centro de control para su procesamiento.

La base de estos caracoles-cyborg es la instalación de una celda de biocombustible instalada en la concha del caracol y en la que aprovechando un proceso metabólico en el que se produce una transferencia de electrones a partir de glucosa se produciría una corriente eléctrica que podría alimentar un sistema externo durante varios meses.

Según las pruebas realizadas en el laboratorio, la concha del caracol podría actuar como una batería recargable de la que extraer 7,45 microvatios de potencia que, tras un uso prolongado, bajan a 0,16 microvatios debido al agotamiento de la glucosa en la superficie de la concha del caracol. ¿Y entonces cómo es posible obtener una autonomía de varios meses? Según los investigadores, cuando el caracol se alimenta y descansa, el sistema se recarga y, por tanto, puede seguir produciendo energía.

La investigación ha sido llevada a cabo por un equipo de la Universidad de Clarkson, en el Estado de Nueva York, y como era de esperar por la temática de la misma (espionaje y sensores) está sufragada por el Departamento de Defensa de Estados Unidos a través de DARPA dentro del proyecto que tiene como objetivo el despliegue de sistemas sensores basados en seres biológicos y que también podría utilizarse como base para el desarrollo de marcapasos que no requieran el cambio de su batería.

Tras experimentar con los caracoles, el equipo de investigación pasará a trabajar con animales algo más grandes, con la idea de que su metabolismo sirva para generar mucha más energía y, con tal fin, trabajarán con langostas.

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: