Si nos concentráramos exclusivamente en las técnicas utilizadas por servicios de emergencia para chequear el estado de las víctimas diría que las personas que reciban este transplante van a estar en serio peligro, su vida puede funcionar plenamente sin tener nunca más pulso. La bomba desarrollada por Bud Frazier y Billy Cohn reemplaza al corazón permitiendo flujo por el torrente sanguíneo sin necesidad de replicar los latidos.

Popular Science publicó recientemente un artículo describiendo el extenso proceso mediante el cual la medicina llegó a implementar estas bombas que impulsan la sangre a lo largo y ancho del cuerpo. En el mismo comentan la historia desde el primer transplante de corazón hasta la reciente modificación en la técnica que se utilizará.

Estamos al borde de resolver el problema de los corazones artificiales. Lo único que teniamos que hacer era eliminar el pulso.

La implementación de bombas para ayudar a pacientes con problemas cardíacos no es algo nuevo, el avance radica en la adopción de un sistema interno que no necesita replicar los latidos del corazón, ni asistirlo, sino que lo sustituye totalmente. Para realizarlo utiliza una adaptación del HeartMate II, con dos bombas que entran en el interior de un puño cerrado conectado a una batería. Según describen en la entrevista esta técnica vence la principal dificultad de este tipo de transplante, la longevidad, para ello tienen varias bombas funcionando desde hace años, sin señales de deterioro.

Las primeras implementaciones de este proceso quirúrgico fueron sobre terneros, en un comienzo asistiendo un ventrículo del corazón del animal, posteriormente reemplazándolo por completo. Hoy ya existen tres pacientes que pueden vivir con esta nueva generación de corazones íntegramente artificiales que no laten.

Según dicen los médicos detrás del avance, el procedimiento es tan sencillo que esperan poder aplicarlo en más de 100.000 pacientes por año. Con este avance los ejercicios de resucitación o masajes cardíacos podrían quedar en el pasado, reemplazando los violentos golpes al pecho por un motor contínuo que pueda bombear sangre llegando hasta 10.000 rpm, el tiempo dirá si es necesario que los médicos empiecen a mejorar sus conocimientos de mecánica.

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