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La llegada de la Curiosity a Marte y la información que ésta está enviando desde el Planeta Rojo ha conseguido que la exploración espacial se haya vuelto, si cabe, aún más popular entre el público (aunque siempre ha sido un tema que ha fascinado a mucha gente desde siempre). Conocer el origen del Universo, cómo se formaron los planetas o si, en algún lugar, existen planetas similares a la Tierra (incluso con posibilidad de albergar vida) son algunas de las preguntas que se hacen a diario un buen número de científicos que trabajan con el Telescopio Hubble, la sonda Kepler o en alguno de los observatorios que existen en la Tierra. En el Desierto de Atacama (Chile) se encuentra el Telescopio ALMA (Atacama Large Millimeter Array), un conjunto de 66 grandes radiotelescopios que han servido para localizar, alrededor de una estrella joven parecida a nuestro Sol, partículas de azúcar.

¿Azúcar en el espacio? Por extraño que pueda parecer, el equipo de astrónomos que trabajaba en las instalaciones del ALMA (unas instalaciones gestionadas entre Chile, EE.UU., Europa, Canadá, Japón y Taiwan) se ha topado con hallazgo único puesto que es la primera vez que se encuentra azúcar cerca de una estrella de estas características, lo cual implica haber encontrado trazas de componentes básicos para la vida que, dispuestas en el momento adecuado, podrían incorporarse durante la formación de los planetas alrededor de dicha estrella y, quizás, dar pie a la formación de vida.

Concretamente, el equipo encontró trazas de glicolaldehído, una forma simple de azúcar, en el gas que rodeaba a la estrella IRAS 16293-2422 (que tiene una masa similar a la de nuestro Sol) y aunque no es la primera vez que se encuentra este compuesto en el espacio, sí que es el primer hallazgo tan cerca de una estrella (aproximadamente la distancia existente entre Urano y el Sol) y hace pensar a los científicos que ciertos componentes básicos ya existían antes de la formación de los planetas.

El glicoaldehído es uno de los componentes necesarios para la formación del ARN que, al igual que el ADN, es uno de los componentes básicos de la vida

La estrella IRAS 16293-2422 se encuentra "relativamente" cerca de la Tierra, a 400 años-luz de distancia, por tanto, para el equipo del ALMA es un objeto ideal para el estudio de la composición química de las estrellas jóvenes y el estudio del comportamiento del polvo y las nubes de gases que se forman alrededor de éstas estrellas y que dan origen a la formación de nuevos planetas.

Gracias a este tipo de observaciones los científicos pueden profundizar en el proceso de formación de los planetas y cómo llegan a estos componentes básicos para la formación de la vida y cómo dichos componentes evolucionan en compuestos mucho más complejos.

Imágenes: ALMA

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