La India es un país de contrastes puesto que, además de ser el segundo país más poblado del planeta y ser la 12ª economía mundial, sigue teniendo una alta tasa de pobreza entre la población además de altos índices de analfabetismo y malnutrición. Precisamente, ayer dedicamos unos minutos a hablar de estas divergencias cuando la agencia espacial del país anunció una inversión de 90 millones de dólares para preparar una misión de exploración a Marte, un anuncio que busca mostrar al mundo el dominio tecnológico del país y, siguiendo dicha senda, el gobierno del país ha anunciado un nuevo reto tecnológico: la construcción de la supercomputadora más potente del mundo.

En un plan que se ejecutará hasta el año 2017, el gobierno de la India tiene encima de la mesa un plan de acción que requerirá una inversión de cerca de 900 millones de dólares (870 millones para ser exactos) para construir un supercomputador 61 veces más rápido que el supercomputador reconocido como el más rápido de la actualidad (el supercomputador Sequoia del Departamento de Energía de Estados Unidos). Este proyecto situaría al país en la cima de la famosa lista TOP500 y sería toda una muestra de la capacidad técnica del país si es que, al final, cumplen el objetivo de construir una supercomputadora capaz de trabajar a nivel de exaFLOPS (1 trillón de operaciones con punto flotante por segundo).

Nadie puede negar que el proyecto es ambicioso y, desde luego, colocaría a la India como indiscutible líder en el ámbito de la supercomputación puesto que, hasta la fecha, ocupan el puesto número 58 en la lista de los 500 supercomputadores más potentes del mundo (que se encuentra dominada por sistemas de Estados Unidos, China, Japón y Europa), un lugar que se la labrado el país desde que en 1987 el gobierno decidiese abrir el C-DAC (Center for Development of Advanced Computing) para dotarse de una infraestructura propia de supercomputación ante la negativa de ayuda de países algo más avanzados en esta tecnología.

Desde el punto de vista del desarrollo tecnológico e industrial, un proyecto de este calibre supone una importante palanca para el tejido empresarial y técnico-científico del país (con muchas posibilidades de internacionalización y exportación del know-how al exterior), sin embargo, creo que el proyecto requiere una gran inversión económica que quizás vaya en detrimento de otras necesidades del país donde haría falta una intervención inmediata de las autoridades.

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