La basura espacial es un serio problema en formación, en el cual todos podríamos vernos afectados de manera directa o indirecta. Es responsabilidad de gobiernos dueños de objetos que se encuentran en el espacio, salvaguardar y preservar el entorno espacial tanto en la Tierra como en los demás cuerpos del Sistema Solar a donde se han enviado misiones de exploración. Sin una política internacional robusta que tome en serio el problema de la basura espacial, ésta continuará creciendo y seguramente veremos nuestra moderna forma de vida amenazada. Tampoco es desquiciado pensar que en algunos casos nuestra vida misma podría verse amenazada por los objetos. ¿Cuáles son las amenazas que la basura espacial genera en el espacio y en la Tierra?

Los riesgos más notables, como podríamos esperar, se encuentran fuera de nuestra atmósfera. La colisión entre los satélites Iridium 33 y Kosmos 2251 en 2009 nos mostró que aunque hay mucho espacio en el espacio, nos podríamos estar quedando sin suficiente espacio en nuestra Orbita Baja Terrestre. En un reporte técnico sobre la basura espacial desarrollado por la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior, en el lejano 1999, se estimaba que, si no se tomaban medidas importantes para la mitigación de la basura espacial, para el año 2050 podríamos tener hasta 20 colisiones de este tipo por año. En 2008, NASA publica un Manual para Limitar la Basura Espacial que incluye una proyección para el año 2050 en la cual se estima la creación de hasta 2,000 objetos de más de 10 centímetros al año por colisiones entre satélites y varios miles más de otros tamaños.

Imaginemos por un minuto las colisiones entre satélites en órbita. Estas colisiones entre grandes objetos, a su vez, generan fragmentos de menor tamaño que muy posiblemente chocarían con otros objetos en órbita, generando así más basura espacial. Estos objetos más pequeños, a su vez, causarían más impactos y otras fragmentaciones menores. Y de esta forma la línea de choques y más fragmentaciones podría continuar de forma casi indefinida en un efecto de cascada. Este efecto fue descrito originalmente por Donald J. Kessler en su ensayo: “Frecuencia de Colisión de Satélites Artificiales: La creación de un cinturón de basura” publicado en 1978 en el prestigioso Journal of Geophysical Research de la American Geophysical Union. Evitar un evento que desencadene el Síndrome de Kessler es uno de los principales objetivos de las varias agencias espaciales del mundo.

Con seguridad podríamos esperar que las colisiones se dieran entre satélites muertos, ya que de acuerdo a un estudio sobre basura espacial de la Agencia Espacial Europea, poco más del 86% de los satélites en órbita ya no son operacionales. Es cierto, ocasionalmente podría existir algún impacto de satélite muerto contra un satélite en operación, como fue el caso de la colisión de 2009. Estos son, sin duda, los impactos de mayor interés ya que una colisión que afecte un satélite de telecomunicación podría dejar a una región incomunicada hasta que se reemplazara el satélite, lo cual podría tardar varios meses. Esta situación, definitivamente afectaría a la población de esa región en sus servicios de teleeducación, telesalud y defensa. Los impactos también podrían afectar directamente nuestra capacidad de predecir el clima, lo cual, en época de huracanes o tormentas de nieve podría causar muertes en tierra.

También hay que pensar en los peligros de un evento que desencadene el Síndrome de Kessler. En el caso de que existiera una fragmentación en cadena de objetos en órbita, podríamos pensar en una afectación masiva a nuestras comunicaciones satelitales, a nuestros experimentos espaciales y también a nuestra capacidad de reemplazar esos satélites, puesto que el exceso de basura espacial no permitiría que los cohetes tuvieran acceso a las posiciones orbitales de otros satélites.

Esto, desde luego, entra en el reino de la especulación y todavía tiene una solución. Sin embargo, existen peligros en el espacio que son realmente claros hoy en día y que lo sufren los habitantes de la Estación Espacial Internacional. El pasado 24 de marzo de 2012, los astronautas de la estación tuvieron que esconderse en sus cápsulas Soyuz como único plan de contingencia, puesto que un pedazo de basura espacial pasó demasiado cerca del puesto de avanzada en Órbita Baja Terrestre. Esta ha sido la tercera ocasión en doce años de existencia de la estación que los astronautas no han tenido otra opción que esconderse en sus cápsulas. En octubre de este año tanto NASA como la Agencia Espacial Rusa (Roscosmos) se encontraban evaluando la posibilidad de hacer una maniobra evasiva en la estación ante la posible amenaza de un pedazo de basura espacial, que afortunadamente pasó lejos de la estación espacial. ¿Se imaginan la catástrofe que ocurriría si la Estación Espacial Internacional fuera evacuada y parcialmente destruida por basura espacial?

En menor medida, la basura espacial también puede causar problemas en la Tierra. De acuerdo a un estudio hecho por The Aerospace Corporation entre un 10% y 40% del material de los satélites sobreviven a una reentrada atmosférica. En estos 55 años de exploración espacial se calcula que hasta 5,400 toneladas de basura espacial han resistido su reingreso a la Tierra. Ocasionalmente fragmentos enteros de satélites o cohetes se han encontrado en varias locaciones del planeta. La imagen que acompaña este post es un tanque de combustible de hierro de 270kg de un Delta-II que cayó cerca de Georgetown, Texas en 1997. En noviembre del año pasado se encontró un tanque de combustible de 30 kg en Namibia y en febrero de 2012 otro tanque muy similar fue hallado cerca de una pequeña población en Brasil. Si esos impactos hubieran sucedido en una ciudad muy poblada seguramente habrían algunos heridos o muertos. Aerospace Corp comparte una lista con las 67 piezas más grandes que se han recuperado en Tierra.

No puedo terminar de hablar de los peligros de la basura espacial sin mencionar el muy singular evento del satélite espía Ruso Kosmos 954 que en 1978 causó un importante desastre en los territorios del Noroeste de Canadá. El Kosmos 954, que funcionaba con un pequeño reactor nuclear falló y reingresó a la Tierra de manera descontrolada. Doce piezas sobrevivieron la reentrada de ese accidente, de las cuales diez estaban altamente contaminadas con radiación del reactor de la nave. El gobierno de los Estados Unidos junto con Canadá cubrió un total de 124 mil kilómetros cuadrados en la Operación Luz de la Mañana que buscaba recuperar la mayor cantidad de basura contaminada y evitar problemas en la población Canadiense. Por este desastre el gobierno de Canadá quería multar a la Unión Soviética con más de 6 millones de dólares canadienses, en un acuerdo la Unión Soviética sólo llegó a pagar 3 millones de dólares.

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