Los códigos de barras son algo que encontramos, prácticamente, en cualquier producto que compramos o consumimos, de hecho, este método de codificación de la información (que se encuentra implantado a nivel mundial) se utiliza otros ámbitos además de los productos de consumo y, por ejemplo, podemos encontrarlos para identificar a los pacientes de un hospital o para marcar un contenedor de residuos sin necesidad de abrirlo para ver qué hay en su interior. Los códigos de barras se desarrollaron a finales de los años 40 (la solicitud de patente se envió en octubre de 1949) gracias al ingenio de Bernard Silver y Joseph Woodland que, precisamente, murió el pasado 9 de diciembre a la edad de 90 años.

Norman Joseph Woodland nació el 6 de septiembre de 1921 en Atlantic City (Nueva Jersey), ciudad en la que cursaría sus estudios de secundaria para matricularse en la Universidad Drexel de Filadelfia para cursar estudios de Ingeniería Mecánica (que finalizaría en 1947). Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Joseph Woodland fue llamado a filas y realizó el servicio militar como ayudante técnico en las instalaciones militares de Oak Ridge (Tennessee) que trabajaban para el Proyecto Manhattan, es decir, el desarrollo de la Bomba Atómica. Al terminar la contienda, Woodland regresó a la universidad y tras graduarse se quedó en ésta como profesor durante el curso académico de 1948-1949.

Durante su época de estudiante, Woodland desarrolló un sistema eficiente para almacenar la música que se usaba en el hilo musical de los ascensores. Fue capaz de almacenar 15 pistas de audio en una cinta de apenas 35 milímetros, un avance significativo si tenemos en cuenta que, por aquel entonces, se utilizaban discos de vinilo y varias cintas de magnetófono. Si bien la idea era buena y tenía intención de comercializarla, su padre le quitó la idea de la cabeza por miedo a entrar en disputas con el crimen organizado de Atlantic City (la mafia de aquel entonces, según el padre de Woodland, controlaba el negocio de la música de los ascensores).

En 1948, el encargado de un supermercado de Filadelfia se acercó al campus de la Universidad Drexel para entrevistarse con el Decano y ver si la Universidad podría ayudarle a desarrollar un sistema con el que poder automatizar el cobro de los productos en la línea de cajas. Dicho de otra forma, el gerente del supermercado buscaba un método de codificación de los productos que permitiese aligerar el cobro de estos. Si bien al Decano de la Universidad no le hizo mucha gracia esta petición, Bernard Silver (un compañero de estudios de Joseph Woodland) escuchó parte de la conversación y fue a buscar a Woodland para ver si ellos eran capaces de solventar el problema y, quizás, encontrar una idea de negocio viable.

barcode_patent codigo

En una primera aproximación, Joseph Woodland pensó en usar tinta fluorescente y leerla con una luz ultravioleta pero el esquema resultó un fiasco. Aún así, Woodland pensó que podría ser capaz de desarrollar una solución viable si le dedicaba tiempo así que, en el invierno de 1948, decidió dejar la Universidad de Dexter para encerrarse en casa de sus abuelos en Miami para pensar en la playa en una solución al problema del supermercado. Sentado en una silla en la playa, Woodland llegó a la conclusión que el primero de los problemas a solventar era el de establecer una codificación y, por tanto, había que usar un código para representar los datos.

Tras haber pasado varios años de infancia en los Boy Scouts, el único código que conocía era el Morse y pensó que, quizás, éste podría adaptarse a un sistema gráfico:

Lo que voy a decir suena a cuento de hadas. Metí mis cuatro dedos en la arena y, por alguna razón que desconozco, saqué mi mano acercándola hacia mí y marqué cuatro líneas sobre la arena. En ese momento pensé "¡Caramba! Ahora tengo cuatro líneas que podrían ser líneas anchas o líneas estrechas en lugar de usar puntos y rayas". Segundos después, volví a mover mis dedos (que seguían hundidos en la arena) y los giré formando un círculo

El primer boceto de código de barras, es decir, el que realizó Joseph Woodland sobre la arena de las playas de Miami, era circular y, de hecho, así consta en la patente de 1952 puesto que en este primer momento ++se pensó en la omnidireccionalidad del sistema**, es decir, que se pudiese leer en cualquier dirección (de ahí el hacerlo circular). El primer prototipo del escáner dependía de un haz de luz de 500 vatios de potencia, un hecho que lo hacía inviable para una posible explotación comercial e hizo que Silver y Woodland vendiesen su patente a la empresa Philco por 15.000 dólares de la época y ésta la vendiese a RCA posteriormente (con un intento de explotar la tecnología comercialmente durante los años 60).

En 1951, Woodland entró a trabajar en IBM, donde, al principio, intentó explotar la tecnología de los códigos de barras sin mucho éxito. Sin embargo, en 1969, RCA (que era la propietaria de la patente hasta que ésta caducó, precisamente, en ese año) había mantenido conversaciones con la National Association of Food Chains (que agrupaba a las empresa vinculadas a los productos alimenticios y su distribución y comercialización) para desarrollar un código homogéneo para identificar los productos y montaron un grupo de trabajo al que IBM se incorporó en 1971.

Joseph_Woodland

Cuando IBM se enteró que el inventor de los códigos de barras que RCA proponía trabajaba en sus filas, la compañía trasladó rápidamente a Joseph Woodland a sus instalaciones en Carolina del Norte donde desempeñaría un papel clave en el desarrollo del UPC (Universal Product Code) haciendo que IBM se pusiera por delante de RCA en este ámbito. El primer escáner de código de barras que se utilizó comercialmente se instaló en un supermercado de Ohio y se estrenaría con un paquete de chicles en 1974.

Joseph Woodland seguiría trabajando en IBM hasta su jubilación en 1987 y, en 1992, fue galardonado con la Medalla Nacional de Tecnología e Innovación por el desarrollo de los códigos de barras (un premio que le fue entregado por el Presidente George H. W. Bush) y en el año 2011 su nombre se incluyó en el Salón de la Fama de los Inventores de Estados Unidos (junto al de Bernard Silver, que murió en 1963).

Joseph Woodland murió el pasado 9 de diciembre a la edad de 91 años dejando como legado uno de los sistemas de codificación más utilizados del mundo que está presente en controles de inventario, bibliotecas públicas, sistemas de identificación, productos de consumo, cadenas logísticas, historias clínicas y un largo etcétera de casos de uso.

Un invento que, curiosamente, surgió a partir de unos dibujos trazados sobre la arena de una playa.

Imágenes: Wikipedia, BT, IdHistory y The Register

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