La naturaleza es una de las fuentes que sirven de inspiración a muchos investigadores que trabajan en el ámbito de la robótica y, como prueba de ello, tenemos ejemplos como Cheetah, que toma su inspiración el guepardo para desarrollar un robot capaz de corre a gran velocidad, o AlphaDog que se ha convertido en la traslación al siglo XXI de las mulas de carga que usaron los ejércitos hasta la Segunda Guerra Mundial. A estos dos ejemplos, que tienen en común ser investigaciones financiadas por DARPA, podemos sumar un tercero procedente de la Universidad de Pensilvania y la Universidad Drexel de Filadelfia que se han inspirado en las aves rapaces para desarrollar un robot capaz de volar y atrapar objetos con sus garras, de la misma forma que lo haría un águila con su presa.

La Universidad de Pensilvania, seguramente, es conocida para muchos por ser la responsable de los proyectos con los cuadricópteros que son capaces de volar siguiendo una coreografía determinada (por ejemplo para interpretar el tema de la banda sonora de James Bond) y, en esta ocasión, un equipo de investigadores de la universidad junto a un equipo de la Universidad Drexel de Filadelfia decidieron darle una vuelta al diseño de estos drones para añadirles unas garras similares a las que tienen las aves.

¿Y para qué añadirles unas garras a estos drones? La idea era dotar a estos vehículos aéreos no tripulados de la capacidad de agarrar objetos y, a ser posible, hacerlo en pleno vuelo con un movimiento certero. Observando el vuelo de los pájaros, el equipo se percató que las aves no frenan cuando se lanzan en picado por una presa sino que, simplemente, echan hacia atrás sus patas y cierran las garras, por ejemplo, para que un águila atrape un pez.

Un vehículo aéreo no tripulado con brazos podría realizar las mismas tareas que un robot terrestre pero en un espacio de trabajo tridimensional

Trasladando este principio al dron, el equipo desarrolló una garra compuesta por 3 dedos (que se fabricó mediante impresión 3D) que se articuló mediante un motor y una pierna que se acopló al centro de masas del dron para no afectar a su estabilidad en vuelo (aunque fue necesario modificar el software de control de vuelo del dron para adaptarlo a estas nuevas funcionalidades). Con la idea de mejorar el diseño, el equipo de investigadores dotó al dron de la capacidad de colocarse mejor la carga si ésta afectaba a la estabilidad del vuelo.

¿El resultado? Un pequeño dron que es capaz de atrapar un objeto o que, incluso, podría ser capaz de abrir una puerta con sus garras, transportar objetos o, según los investigadores, colaborar en la reparación de un puente o en la poda de un árbol sin necesidad de subir una persona a una escalera o a una grúa.

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