Récord de Missile Command

Missile Command es un juego en el que el usuario tiene que destruir los misiles que amenazan sus 6 ciudades antes de que sean alcanzadas por ellos. Para hacerlo, cuenta con sus propios proyectiles, pero si estos son impactados o se quedan sin munición, serán inservibles hasta la siguiente ronda. El título llegó a los salones recreativos y a los sistemas Atari en 1980. Dos años después, en 1982, se estableció un récord de Missile Command que permaneció vigente hasta el pasado fin de semana, cuando Victor Sandberg pasó más de 56 horas con la misma partida.

Sandberg superó la anterior puntuación máxima por relativamente poco, 1.431.040 puntos (estaba en 80.364.995 y la dejó en 81.796.035). Para hacerlo necesitó aproximadamente 56 horas, 5 minutos y 53 segundos (aunque retransmitió todo el proceso en directo, se olvidó de conectar el temporizador, que tardó unos 10 minutos en registrar el tiempo).

De todos modos, no era la primera vez que este joven nacido en 1985 trataba de batir el récord de Missile Command, pues a finales de 2012 ya lo intentó por primera vez. Pero, curiosamente, no lo hizo por ser un seguidor del juego, ya que tomó la decisión sin haber echado una partida en toda su vida, tras ver un documental sobre la máquina. Por este motivo, se hizo con una recreativa y comenzó a practicar.

Mi inspiración no nació del amor y la pasión por el juego. Me considero un individuo muy competitivo y siempre he hablado de mi capacidad para convertirme en el mejor en esto o aquello, así que batir el récord de un arcade clásico era mi forma de poner a prueba mi actitud.

Sin embargo, en este primer intentó fracasó. No se puede decir que estrepitosamente, ya que consiguió la sexta mejor marca de todos los tiempos, pero fracasó. Tras 45 horas de juego su puntuación superaba los 56,5 millones, pero había tomado una aproximación equivocada, ya que la falta de sueño mermó sus reflejos cuando, a ese ritmo, todavía necesitaba unas 20 horas para batir el récord de Missile Command.

Pero al menos el fracaso le sirvió para aprender la lección. Su estrategia era buena, pero era imposible mantenerse despierto (o, al menos, activo) durante las 68 horas que había calculado que serían necesarias. Así pues, comenzó a desarrollar una estrategia más agresiva en la que podía conseguir su objetivo en unas 57 horas. Y, tras otros dos intentos fallidos, demostró que estaba en lo cierto.

Así, tras 54 horas y 56 minutos consiguió su objetivo y superó la marca que Victor Ali había establecido el 23 de diciembre de 1982. Después siguió su partida durante otras dos horas, aunque entonces sus manos y cerebro estaban "en modo dormir" y ya únicamente continuaba para dejar una puntuación lo más alta que fuese posible, lo que no era tan motivador como tratar de batir el récord, según confesó en la retransmisión.

La duda es si ahora su cifra se mantendrá durante otras tres décadas o si la atención que ha conseguido hará que pronto surjan nuevos competidores dispuestos a pasar más de dos días frente a su máquina para entrar en la historia de Missile Command.

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