La Nebulosa del Anillo es una de las nebulosas planetarias más conocidas, siendo uno de los ejemplos más utilizados para explicar este tipo de formaciones en astronomía.

Descubierta en 1779 por Antoine Darquier de Pellepoix, en sus anotaciones el científico francés describía a la Nebulosa del Anillo como "una formación de tono apagado, pero delimitada por un perfecto contorno, que parece tan grande como Júpiter".

La Nebulosa del Anillo está situada a 2.300 años luz de la Tierra, y se encuentra justo al lado de las estrellas Sulafat y Sheliak. Es una de las formaciones astronómicas preferidas por los aficionados, ya que en las noches de verano puede ser observada incluso con telescopios de poca apertura.

Con mejores telescopios, se puede observar con mayor detalle los diferentes matices de color: la parte central azulada, debido a la emisión del oxígeno ionizado dos veces, enrojecida en los contornos, donde predomina la emisión de hidrógeno y nitrógeno una vez ionizado. La estrella central, por su parte, presenta un color azul oscuro, debido a las altas temperaturas, situadas en torno a los 117.000 K.

Desde hace años los investigadores buscan discernir cuál es la estructura real de la Nebulosa del Anillo. De hecho, científicos del Instituto de Astrofísica de Canarias caracterizaron hace años su cinemática y análisis químico.

Ahora el telescopio Hubble, iniciativa conjunta de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), ha captado imágenes de la Nebulosa del Anillo, que permiten conocer cuál es su forma real. Aunque antes se pensaba que contaba con un aspecto elíptico, los últimos datos obtenidos a partir de estas fotografías permiten afirmar que la Nebulosa del Anillo se parece más a un donut algo deformado.

Esta nueva apariencia se debe a que el centro de la nebulosa está lleno de materia de menor densidad. Gracias a estas nuevas imágenes, los científicos han podido reconstruir la Nebulosa del Anillo con un modelo tridimensional, comprobando que su estructura no es tan sencilla como parecía hace años. El resplandor azul que podemos observar corresponde a la zona donde abunda el helio.

El origen de la Nebulosa del Anillo se encuentra en una estrella varias veces más grande que nuestro Sol. Hace aproximadamente 4.000 años, la estrella se fue quedando sin combustible, lo que provocó la formación de la nebulosa, al irse despojando de sus capas más externas. En otras palabras, el material incandescente en forma de gas no es más que la mortaja de aquella estrella moribunda.

Las imágenes del Hubble permiten seguir estudiando la estructura de esta espectacular formación, que nos ayuda a comprender el pasado y a entender el presente y futuro de este tipo de objetos astronómicos.

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: