Karfax (Flickr)

Cuando nos preguntamos cómo funciona nuestra cabeza, es complicado entender cuáles son los trucos visuales del cerebro que utilizamos, por ejemplo, para ser capaces de detectar y observar movimientos rápidos, y en estas situaciones, ser capaces de responder.

En otras palabras, ¿qué agilidad mental debe tener alguien como Venus Williams, cuando responde a un saque de 180 km/h de su hermana Serena? ¿Cómo puede su cerebro ser capaz de reaccionar ante una pelota de tenis que se dirige hacia esa persona a tanta velocidad?

Estas cuestiones fueron las que se preguntó Gerrit Maus, un investigador del Departamento de Psicología de la Universidad de California (Berkeley), antes de empezar su estudio. En su trabajo, Maus busca desvelar las claves de lo que se conoce como localización predictiva del sistema visual. ¿En qué consiste esto?

Resulta bastante obvio pensar que ni Venus ni Serena Williams, ni tampoco el mismo Rafa Nadal, son capaces de ver la pelota cuando se mueve a tantísima velocidad. ¿Qué hace, sin embargo, que puedan golpearla con la raqueta? ¿Por qué saben dónde está, si en realidad no la pueden ver?

Una serie de experimentos curiosos realizados por Maus y otros investigadores han demostrado que el cerebro es capaz de inventarse ilusiones visuales, con el objetivo de compensar el tiempo de retraso entre observar (en este caso la pelota de tenis), recibir la información y dar una respuesta. De este modo el cerebro es capaz de predecir en cierta manera la posición del objeto en movimiento, aunque esta localización no sea totalmente correcta.

Esta capacidad de realizar trucos visuales del cerebro es lo que se conoce como efecto flash-lag**. Este truco neuronal es realmente interesante, pues nos hace percibir el movimiento de un objetivo en una determinada posición y tiempo, aunque en realidad espacialmente no esté ubicado exactamente ahí. Esta artimaña óptica se puede entender mejor haciendo el experimento de Michael Bach, o viendo el siguiente vídeo preparado por Anna Kosovichva. En este último, apreciamos que nuestro cerebro es capaz de engañarnos, ya que posicionamos los flashes rojos y azules en localizaciones diferentes de manera errónea.

Gerrit Maus ha estudiado estos trucos visuales del cerebro mediante diversas técnicas, entre las que destaca la resonancia magnética. Aplicándola en seis voluntarios, el investigador buscaba localizar qué parte del córtex visual es la encargada de calcular la relación espacio-tiempo de un determinado objeto en movimiento. Para ello los participantes tuvieron que observar varias animaciones relacionadas con el efecto flash-lag, viendo que la actividad neuronal más importante se localizaba en la región V5 del córtex visual.

El trabajo de Maus y sus colaboradores ha sido publicado en la revista Neuron. Sus estudios demuestran que no siempre es mejor ver la realidad tal como es, sino que en ocasiones, y más por cuestiones de supervivencia, es más importante predecirla. Como apunta el propio científico, "lo que percibimos no tiene por qué estar relacionado directamente con el mundo real, sino que es tan solo la información justa que necesitamos para interaccionar con la realidad".

Un experimento asombroso que nos muestra la capacidad de nuestra mente para adaptarse y evolucionar ante la realidad. Sin duda, una muestra más de que aún queda un océano por descubrir en el área de la neurociencia.

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