En estos días se ha estado hablando mucho del DRM de la Xbox One y la PS4, un asunto que está empañando las expectativas de ambas consolas y generando bastante enfado entre los usuarios. El concepto de DRM, realmente, no es nada nuevo y desde hace tiempo las compañías que distribuyen contenidos han buscado mecanismos para asegurarse que controlan el circuito y limitar así el derecho a la copia privada y también a la distribución a través de Internet fuera de sus circuitos y controles. Si bien el DRM se suele asociar al mundo audiovisual (discos y libros) o a los videojuegos, estos mecanismos comienzan a plantearse en la impresión 3D y si bien ya se implementaban también en el mundo de los libros electrónicos, desde Alemania llega un nuevo esquema de DRM para ebooks que pretende alterar el contenido de los libros con la idea de evitar la distribución a través de Internet (obviamente fuera el control de las tiendas de libros electrónicos).

Este sistema, llamado SiDiM, está siendo desarrollado por el Instituto Fraunhofer y tendría como objetivo "marcar" los libros para saber quién fue el comprador y detectar si éste fue la fuente origen de su "distribución ilegal", es decir, si el usuario lo pirateó.

¿Cuál es la idea de este DRM para ebooks? Imaginemos que adquirimos un libro en formato electrónico; el sistema SiDi seleccionaría al azar algunas palabras del libro y las cambiaría por sinónimos o bien se alteraría el orden de las palabras en una frase (sin alterar el significado de la misma). Con este cambio tan sutil, la plataforma estaría generando una "copia derivada" de la original que, además, sería única y quedaría asociada al usuario que la compró. De esta forma, si se detectase alguna copia ilegal distribuyéndose por Internet, la editorial podría comprobar qué versión del libro es la que circula y, a partir de ahí, hacer la traza al comprador original.

Generalmente, el DRM se suele introducir para "fastidiar" las posibles copias que se puedan sacar de un contenido digital puesto que alterar una canción no es posible; sin embargo, en un texto hacer este tipo de variaciones tan sutiles es mucho más sencillo puesto que es complicado que alguien se ponga a comparar 2 ejemplares para buscar las diferencias. Por ahora el proyecto está en fase experimental pero el Instituto Fraunhofer está en conversaciones con algunas editoriales de Alemania para poner en marcha este sistema y probarlo a ver qué tal les funciona.

¿De verdad es necesario llegar a estos extremos? ¿Es necesario este tipo de DRM? En mi opinión, el sistema parece diseñado con el objetivo de castigar a los usuarios más que prevenir; parece que hay cosas que el lobby de los contenidos nunca va a estar dispuesta a cambiar.

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