No es nada extraño escuchar hablar sobre la "era Post-PC", y aunque eso a mi parecer aún dista mucho de ser una realidad, dado que son muchísimas las funciones o posibilidades de un ordenador tradicional que no pueden ser reemplazadas con un smartphone o una tablet. Sin embargo, no es secreto que la venta de ordenadores, no está en su mejor momento. Mientras que hasta hace unos cinco años la mayoría de personas realizaba las tareas más rutinarias en internet a través de computadores portátiles o de sobremesa, como ver vídeos, acceder a rede sociales y revisar o editar documentos, el grueso de usuarios está poco a poco mudándose a las tabletas, dado que son mucho más económicas y, para esto, funcionan a la perfección.

Es por esto que el mercado del PC portátil debe cambiar su manera de ver las cosas, y tal parece que los portátiles de bajo coste, que incluso sea inferior a los 250 dólares, parecen ser la solución. Y la jugada estratégica para hacerlos realidad está en las manos de Intel, el reconocido fabricante de procesadores, placas base y un sin fin de componentes para ordenadores.

Según la firma de análisis IHC, un procesador puede suponer hasta el 33% del costo final de un portátil, así que Intel podría ayudar a reducir notablemente el precio de estos ordenadores, y de hecho, según los últimos anuncios de la compañía, está en sus planes.

Hace ya varias semanas cuando luego de tantos años de notable trayectoria, Paul Otellini se retiró como CEO de Intel para dar paso a Brian Krzanich, el ahora ex-director ejecutivo de la empresa aseguró que uno de los planes y estrategias que dejaba en su legado, es el desarrollo de "nuevas arquitecturas" y procesadores con un único objetivo: llevar ordenadores a los bolsillos menos pudientes.

Pero si analizamos un poco dicha idea, realmente no se trata solamente de llevar a mercados emergentes algunos ordenadores portátiles accesibles con Intel Inside, sino que ofrece como posibilidad la llegada de Ultrabooks de bajo coste con pantallas táctiles, que ofrezcan todo lo que el público casual busca, pero con la gran ventaja de una batería de gran autonomía, y por supuesto, puertos USB y un teclado físico.

Actualmente el precio de los ultrabooks roza en lo absurdo, siendo ordenadores que realmente no están dirigidos para el público exigente (ni profesionales ni gamers pueden hacer mucho con un ordenador ultradelgado), es ilógico que todos estén ubicados alrededor de los 1.000 dólares, por lo que cualquiera que piense hacerse con un dispositivo pequeño, para revisar redes sociales, correos electrónicos y ver vídeos, puede satisfacer esas necesidades con una tableta, y así es como estos dispositivos se han convertido en el cáncer de los portátiles, así suene dramática la metáfora.

Sin embargo, ubicar el precio de un ultrabook con pantalla táctil en unos 250 o 200 dólares, como Intel si se lo propone puede lograrlo, le daría el impulso necesario a los portátiles. Personalmente estoy más que seguro que me haría con uno, ya que hablamos de un ordenador hecho y derecho con un buen sistema operativo, no un PC con Android ni Chrome OS, plataformas limitadas para muchos usuarios en cuestiones de productividad y uso profesional.

Intel tiene el potencial de convertir los ultrabooks táctiles en dispositivos de consumo masivo realmente, veremos si Brian Krzanich está dispuesto a hacerlo.

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