Inteligencia Artificial

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Si algo tienen en común las computadoras con los niños pequeños es que no tienen un sentido común desarrollado como los adultos. Es decir, mientras una computadora puede decirte por qué los gusanos de la tierra viven en la tierra, no puede decirte si es buena idea jugar con ellos. Tal como un niño pequeño que preferiría hacerlo sin dudar sólo porque es divertido. Y es aquí cuando entra ConceptNet, un sistema de inteligencia artificial desarrollado por el MIT que hace asociaciones de conceptos asemejando el sentido común de las personas.

Recientemente, la cuarta versión de este sistema, ConceptNet 4 fue puesta a prueba con un examen de coeficiente intelectual para niños pequeños. En esta prueba, el sistema de inteligencia artificial obtuvo una puntuación equivalente a lo que hubiera obtenido un niño de 4 años. O sea, respondió correctamente las preguntas que tenían que ver con similitudes y vocabulario; pero le fue mal al responder preguntas de la categoría "por qué".

Según los investigadores, es difícil lograr construir un sistema de inteligencia artificial con sentido común ya que tiene que responder con prudencia a la mezcla de distintos factores con una percepción limitada. Estos factores son conocidos como "factores implícitos", cosas tan obvias que ni nosotros sabemos que las sabemos. Por ejemplo, una computadora sabe a qué temperatura el agua se congela, pero no sabe que el agua es fría y nosotros sí.

Todo esto tiene algo que ver con el conocimiento empírico. Una computadora no puede tener este tipo de conocimiento para cuestiones de sentido común, ya que no suele tener experiencias. Si los sistemas de inteligencia artificial pudieran aprender de su propia experiencia serían algo parecido al robot creado por Síndrome en la película "Los Increíbles" que aprendía de los movimientos de sus contrincantes para desarmarlos y, finalmente, vencerlos.

No obstante, los estudiosos de los sistemas de inteligencia artificial como ConceptNet aseguran que todavía estamos muy lejos de lograr darles un sentido común de, mínimo, un niño de 8 años. Pero ir sometiendo los sistemas a las pruebas de coeficiente intelectual pueden darles una idea de qué es lo que está fallando en la investigación y cómo podría solucionarse. Mientras esto no pase, podemos vivir tranquilos sin pensar que en unos años un robot pueda decirnos si es buena idea relacionarnos con los gusanos en la tierra o no.

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