Fe Ilya (Flickr)

La música juega un papel fundamental en nuestras vidas. Cuando estamos eufóricos, nos encanta ponernos las canciones que más nos gustan a todo volumen. Por contra, en peores épocas somos capaces de escuchar una y otra vez la música triste que nos parece más deprimente posible.

¿Por qué ocurre esto? ¿Somos personas que nos gusta tener tendencias suicidas y melancólicas? ¿Por qué si nos encontramos mal, nos da por repetir una y otra vez música triste que sabemos que no va a cambiar nuestro estado de ánimo? No hay duda de que cada persona es un mundo, pero muchas veces las canciones nos trasladan a una época melancólica y nostálgica de nuestras vidas.

Ahora investigadores de la Universidad de Tokio han tratado de responder a estas preguntas. Mediante un artículo publicado en Frontiers in Emotion Science han querido averiguar qué clase de emociones se despiertan en nosotros mismos cuando escuchamos música triste. Piensa por ejemplo en cualquier canción que te genere una sensación un tanto depresiva, ¿qué sentirías?

En el caso de este trabajo de investigación, en el que han participado 44 voluntarios, entre músicos y aficionados, las respuestas han sido variadas. La idea es que cada persona escuchara dos piezas de música, una de tono más alegre (el Allegro del concierto en G mayor de Granados), y otra más triste (que podía ser una obra de Blumenfeld u otra de Glinka).

Tras escuchar dos piezas (una alegre y otra triste), los voluntarios debían explicar qué clase de emociones sentían. Los investigadores trataban de entender qué sensaciones despertaban en el cerebro de los participantes la música triste, de forma que se pudiera entender por qué nos gusta tanto en ocasiones ponernos melancólicos (al menos musicalmente hablando).

La idea que obtuvieron como resultado podríamos considerar que es un poco de perogrullo. Es cierto que la música triste despertaba tristeza en los participantes, pero dado que esta emoción no es positiva, algo más tenían que sentir los voluntarios, según los científicos. El trabajo apunta a que en realidad se provoca una emoción contradictoria, y que de alguna manera, la música triste también nos despierta buenos recuerdos, por eso nos engancha tanto.

Será cuestión de pensar qué ocurre en nuestras mentes cuando escuchamos música triste y por qué a veces nos da por ponernos canciones más deprimentes, en lugar de tratar de levantarnos el ánimo. Personalmente, creo que la música de este tipo me da una sensación un tanto nostálgica de recuerdos de otras épocas, y eso hace que a veces me evada con estas canciones. ¿Qué emociones os despierta a vosotros la música triste?

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