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La semana pasada dedicamos unos minutos a hablar de la aceleradora de startups que R/GA y Techstars habían abierto y cuya misión eran los proyectos relacionados con el paradigma del Internet de las Cosas. Casi sin darnos cuenta, nuestro entorno se ha transformado y tenemos a nuestra alcance multitud de dispositivos y objetos cotidianos que se conectan a Internet; un entorno inteligente en el que cada vez irán apareciendo más gadgets como Google Glass o Nike+ FuelBand y en el que ARM quiere tener mucho que decir. Con la idea de adentrarse en el nuevo paradigma del Internet de las Cosas, ARM ha comprado la startup Sensinode, una compañía que trabaja en el desarrollo de protocolos de comunicación para estos dispositivos conectados.

La compra, sin duda, es bastante significativa y simboliza el interés de ARM en seguir dominando el ecosistema de la movilidad. Los procesadores ARM tienen un peso del 95% del mercado de los dispositivos móviles y, de hecho, tal es su peso que hasta Microsoft (no con mucha fortuna) apostó por una versión de Windows para esta arquitectura (Windows RT). Con este contexto, está claro que ARM va a querer seguir teniendo peso en el ámbito de la movilidad y cualquier dispositivo cotidiano que pretenda "volverse inteligente" y conectarse a la red.

Dicho de otra forma, la adquisición de Sensinode es puramente estratégica; una startup con base en Finlandia y cuya actividad estaba centrada en el establecimiento de un marco de interoperabilidad para los dispositivos conectados, es decir, para el Internet de las Cosas. Colocarte como propietaria de una de las empresas que está definiendo estándares abiertos para este nuevo paradigma es, sin duda, una muy buena carta a jugar porque, así, te aseguras que los dispositivos conectados van a estar alineados con tu propio portfolio de productos y con tu arquitectura.

¿Y por qué el Internet de las cosas es importante para ARM? Wearable computing, smartwatches, gafas inteligentes y cualquier dispositivo que se nos ocurra que se pueda conectar a la red es un potencial escenario de uso de un procesador ARM y, según algunas estimaciones, se estima que en 2020 existirán alrededor de 30.000 millones de dispositivos conectados.

Sensinode vendía a los fabricantes de chips la licencia de uso de sus protocolos y, por tanto, su integración en dispositivos electrónicos. ARM era uno de los clientes de Sensinode y, evidentemente, con la compra de la compañía, parece clara su apuesta por el escenario y el marco de operación que estaba definiendo esta compañía.

De todas formas, esta compra no hay que verla como algo malo o como una amenaza a las arquitecturas abiertas; yo diría que más bien todo lo contrario. Que una compañía con el peso de ARM haga esta apuesta, en mi opinión, debemos verlo como algo bueno para este futuro en el que los objetos cotidianos estarán conectados a la red; que los fabricantes se impliquen terminará dando como resultado un ecosistema rico e interoperable y, con eso, todos salimos ganando.

La estandarización es importante y, en no mucho tiempo, llegará un momento en el que será necesario sentar a los fabricantes para establecer un marco común de funcionamiento; algo parecido a lo que ocurrió hace unos años al establecerse la Wi-Fi Alliance.

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