cambio de hora

Black Stove (Flickr)

Hoy comenzamos una nueva sección que publicaremos los sábados, donde veremos la ciencia desde una manera diferente. Desde este espacio trataremos de ver la investigación en nuestras actividades más cotidianas (ocio, cocina o deportes, por ejemplo). Comenzamos este sábado hablando sobre lo que dice la ciencia del cambio de hora: ¿es verdad que afecta a nuestro organismo?

De manera oficial, el cambio de hora se produce en la Unión Europea a través de la regulación establecida por la Directiva 2000/84/CE, que determina que el horario de verano sea solo de marzo a octubre.

Esta medida, implantada según las autoridades por cuestiones de ahorro energético, está establecida a nivel comunitario desde la década de los años 80, aunque la regulación española admite el cambio de hora desde 1918.En España se realiza el cambio de hora desde 1918

El establecimiento del cambio de hora, sin embargo, no está exento de polémica. Voces como la del economista Xavier Sala i Martín o la del físico Arturo Quirantes explican que ese supuesto ahorro energético no es tal.

Sea como fuere, lo cierto es que por mandato europeo el cambio de hora se producirá de la noche del sábado al domingo: a las tres de la mañana serán las dos. Y sin entrar en las polémicas energéticas, hoy en ALT1040 nos preguntamos solo por cuestiones biológicas: ¿cómo afecta a nuestro organismo?

La melatonina regula nuestro reloj interno

Nuestro cerebro es el encargado de mantener nuestro ritmo biológico y de diferenciar los horarios de vigilia y de sueño.El hipotálamo es la zona del cerebro encargada de regular nuestro sueño

En particular, la parte encargada de este control es el hipotálamo, que también participa en la regulación de nuestra temperatura corporal, diversas emociones relacionadas con nuestra conducta o la sensación de hambre.

La actividad del hipotálamo se centra de manera específica en regular la actividad de la glándula pineal, considerada como nuestro verdadero reloj biológico. Esta a su vez se encarga de secretar la famosa melatonina, la hormona que marca el ritmo circadiano.

Debemos readaptar nuestro reloj biológico tras un cambio horario De manera normal, nuestro cerebro sabe cuando es de día o de noche a través de la información que le llega del nervio óptico. De este modo, sabiendo cuando hay más o menos luz, da las órdenes necesarias para secretar más o menos melatonina a través de la glándula pineal, en función de si debemos estar despiertos o dormidos.

En algunos casos, este ritmo biológico o circadiano se ve alterado, por ejemplo tras un largo vuelo en avión. Es lo que conocemos como jet-lag, donde se produce una descompensación horaria importante, y nuestro reloj biológico debe ponerse en hora de nuevo.

Aero Icarus (Flickr)

Los síntomas más frecuentes del jet-lag son de sobra conocidos: fatiga, irritabilidad, apatía o cansancio. Algo similar podría ocurrirnos con el cambio de hora, pero a una escala muchísimo menor. Es decir, nuestro cerebro asimila con el retraso horario que debe ajustar su reloj biológico.Los síntomas del cambio de hora serían los de un mini jet-lag

Lógicamente, la adaptación de nuestro organismo no es sencilla, ya que nos obligamos de alguna manera a producir melatonina a otro ritmo, por lo que el hipotálamo debe trabajar también de forma diferente. Sin embargo, estos cambios no son demasiado bruscos a nivel biológico.

A pesar de ello, si mañana nos notamos algo más cansados, irritables o apáticos, ya sabemos a qué echarle la culpa. O quizás solo sea que es domingo, y nos da pereza volver a comenzar la semana. En cualquier caso, los síntomas del cambio de hora no tienen por qué ser más fuertes que los que podríamos tener tras salir un día por la noche, y levantarnos al día siguiente más tarde de lo habitual.

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