Halloween

Ha llegado el día del 31 de octubre, Halloween, una fiesta odiada y celebrada a partes iguales. Hay quien opina que se trata de una jornada importada de los Estados Unidos, pero la realidad es otra. La víspera del 1 de noviembre, día de Todos los Santos, y jornada católica por excelencia, no se celebra de manera original en EEUU. De forma contraria a lo que se cree, la fiesta es de origen celta, y de hecho algunos pueblos de Galicia, Asturias y León mantienen la celebración del "samaín", popularmente conocida en gallego como la fiesta de a noite meiga (la noche de las brujas).

Tenga el nombre que tenga, hoy en Hipertextual queremos unirnos a la celebración de Halloween mediante un experimento terrorífico: mezclar ciencia y miedo en todas sus vertientes. ¿Qué mejunje habremos preparado?

¿Por qué las brujas de la Edad Media volaban?

Además de calabazas, murciélagos y fantasmas, una imagen habitual de la noche de Halloween es ver a brujas con sus escobas voladoras. Y lejos de ser parte de la imaginación popular, esta estampa tiene una curiosa explicación en la farmacología de algunos productos naturales. Tal y como cuenta Abel Pharmboy, en la Edad Media se tomaban muchos compuestos extraídos de las plantas que presentaban potentes efectos alucinógenos, entre las que destacaban la belladona, el beleño, la mandrágora o el estramonio.

En particular, nos fijaremos en un alcaloide extraído de la belladona, llamado hioscina, aunque también conocido como escopolamina o burundanga. Este compuesto se absorbía rápidamente por vía cutánea (en concreto, por las axilas) y a través de las mucosas vaginales o rectales. ¿Cuál es entonces el misterio de las brujas en sus escobas?

La respuesta la encontramos en Alice Kyteler, más conocida por ser la primera mujer acusada de brujería en Irlanda. Ya en 1324, los relatos sobre esta señora hablan del vuelo de las brujas. El secreto lo encontramos en la propia hioscina, un alcaloide que provoca que nos durmamos, pero también la aparición de sueños fantasiosos relacionados con vuelos, viajes abruptos o bailes frenéticos.

La historia popular cuenta que las brujas volaban, por lo que es posible que untaran sus escobas de estos productos naturales, que luego serían absorbidos a través de la mucosa vaginal o rectal. De ahí que la idea de estas mujeres haya pasado a la imaginería popular con el dibujo de una bruja volando sobre una escoba.

Una calabaza de fuego: la Química en Halloween

Dejando de lado la historia y la farmacología, podemos pensar en otra forma científica de celebrar Halloween. Y esa no es otra que usar la química para hacer un experimento realmente terrorífico.

Tras preparar la mítica calabaza de la noche de hoy, podemos usar varios compuestos químicos para provocar una llama realmente espectacular, en el caso de que no nos conformemos con una simple vela. Utilizando desinfectante de manos, que presenta siempre algún tipo de alcohol (isopropílico, etílico o propílico), podemos conseguir que la llama sea azul.

Y si pensamos que la propia calabaza tiene sodio, entenderemos también el curioso color amarillo de nuestra llama. Si finalmente usáramos ácido bórico, podríamos conseguir que el fuego fuera también verde. El resultado, como vemos en el siguiente vídeo, es realmente espectacular:

YouTube video

La explicación nos la da la química Anne Helmenstine en su blog, donde también insiste en tomar precauciones antes de repetir el experimento. Por ejemplo, no hay por qué usar ácido bórico, en esta otra lista describe opciones para realizar fuegos de diversos colores, mediante el uso de otros compuestos.

La astronomía y las imágenes más terroríficas

Por último, en esta noche de Halloween hasta la NASA se une a la celebración. Por este motivo, la agencia recopiló las fotografías tomadas por científicos de la Meteoroid Environment Office (MEO). En las imágenes que muestran, podemos ver desde animales y pequeños bichitos posados en las lentes de las cámaras que utilizan, hasta noches con el cielo tapado de nubes, que se parecen, según los investigadores, a las burbujas que saldrían de los calderos humeantes.

Como vemos, la ciencia también nos sirve como buen pretexto para celebrar la noche terrorífica de Halloween. Ya sea con brujas volando en sus escobas, calabazas ardiendo con variados colores o mediante imágenes que nos producen mucho miedo, la fiesta de origen celta es un buen motivo para desconectar de nuestra rutina habitual.

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