La vida se acompaña con frecuencia de dolor y enfermedad. Buscar el alivio es una urgencia de los afectados. Los mecanismos de los que dispone el organismo combaten de forma natural muchas enfermedades: los huesos sueldan, el resfriado se cura y las heridas se cierran. La medicina combate muchas de las enfermedades con eficacia y en muchos otros casos mejora los síntomas. Pero la enfermedad dista de ser vencida; muchas dolencias no tienen solución médica. Un terreno abonado para los charlatanes de todo género. Entre otros los prescriptores de la homeopatía.

Christian Friedrich Samuel Hahnemann (1775-1843) creía que existían solo tres fuentes de las que venían las enfermedades: la sífilis, las verrugas venéreas y algo a lo que denominó genéricamente "picor". Hahnemann creía, no sin cierta razón ya que en aquellos tiempos la medicina era muy rudimentaria, que a veces la práctica médica producía más dolor que ventajas al paciente.

La idea que manejó se basa en el principio Similia similibus curantur, lo semejante cura lo semejante. Al parecer, a Hahnemann le ocurrió lo siguiente: tomó dosis de quinina y observó en sí mismo una reacción similar a la malaria (la quinina se usa para combatirla). Lo que no sabía era que él era alérgico a la quinina. Según fue disminuyendo la dosis fue encontrándose mejor, como es lógico. Cuando la disolución fue muy grande, la quinina (apenas había debido a la gran disolución) ya no le afectaba.

¿Cómo es posible que el principio activo, práctica o totalmente desaparecido en la disolución tuviera algún efecto? Porque para diluir la sustancia en agua hacía falta agitarla y esta agitación hacía que el principio activo transmitiera al agua sus vibraciones y su poder curativo dado que el agua tiene memoria.

De este modo, los productos homeopáticos consisten en preparaciones tan diluidas que en determinados casos son... solo agua que mantiene la memoria del producto que contuvo.

Que tal colección de disparates tuviera sentido en los tiempos de Hahnemann puede resultar razonable. El problema es que dos siglos después muchos siguen confiando, recomendando y lucrándose de esta superchería.

El peso de la prueba de la eficacia de la homeopatía recae en sus defensores. Pero estos nunca han demostrado nada. Aunque no es cierto que no se haya investigado. Un número abundante de pruebas se han realizado. La base de datos médica Pubmed registra más de 4800 artículos. En general hay dos conclusiones: o bien demuestran que estos productos no funcionan o bien no demuestran que funcionan.

Un fenómeno esencial en la investigación médica es el llamado efecto placebo. Es el conjunto de resultados positivos que se dan al administrar una terapia y que no están directamente relacionados con esta. Este efecto psicológico es fácil de entender: solo el hecho de ir al médico y que me escuche, me ayuda, independientemente del tratamiento que me prescriba. Pero también es muy importante controlarlo en la investigación. Cuando se diseña un experimento, el protocolo no es: a unos sujetos les doy un medicamento y a otros no. El protocolo es: a unos sujetos les doy un medicamento y a otros un placebo de modo que ninguno sabe cual es el medicamento y cual el placebo. Se considera que un medicamento es eficaz cuando sus efectos son mejores que el placebo.

¿Cuáles son los motivos por los que se puede considerar que la homeopatía no funciona? Entre otros cabe pensar en los siguientes: No existe ninguna demostración de que funcione y muchas de que no funciona. Su efecto no es mayor que el placebo. Los preparados están tan diluidos que se puede considerar que son mera agua. La memoria del agua ni está demostrada ni parece más que una desafortunada ocurrencia.

El asunto va más allá. En la página web del laboratorio más famoso (no pongo nombre ni enlace para no hacerle publicidad) se dicen cosas como la siguiente:

La homeopatía es de gran utilidad para prevenir, aliviar y tratar tanto enfermedades agudas (gripe, tos, diarrea, crisis de migraña, contusiones etc.) como crónicas (alergia, dermatitis, asma, afecciones reumáticas, ansiedad etc.), en infecciones de repetición (garganta, oídos, ginecológicas, urinarias….), e incluso en cuidados paliativos (control de síntomas como dolor o estreñimiento y alivio de efectos secundarios como las náuseas de la quimioterapia...).

Traducido: sirve para todo pero no sirve para nada grave. Y si realmente estás preocupado por lo que te pasa, mejor sigue la medicina académica.

Aunque este es otro gravísimo problema, los médicos. En principio para ser homeópata no es necesario ni estudios ni titulación ni nada. Para ser médico homeópata hay que ser, eso sí, médico. ¿Pero existe tal cosa, médicos homeópatas? Volvamos a la página del laboratorio.

En función de la enfermedad, los medicamentos homeopáticos se utilizarán en exclusiva o junto a los medicamentos convencionales; y siempre es recomendable consultar con el farmacéutico, el médico o el especialista que te recomendará el tratamiento más adecuado en cada caso.

Lo grave del asunto es que hay algunos médicos que despreciando la realidad, no son beligerantes. Como se lee en el aviso del excelente artículo de El Supositorio:

Este tema genera controversia, no porque la mayoría de las personas con formación científica no se crea y rechace la Homeopatía, sino porque personas con formación científica y titulaciones en Medicina practican esta terapia desarrollada a finales del siglo XVIII, en la era de la Medicina precientífica, y sigan creyendo que vale para algo más que para ser un caro placebo. Lo siento por ellos.

¿Es inofensiva la homeopatía como se afirma? Claro. Si es solo agua, es inofensiva. Lo mejor que puede decirse de la homeopatía es que no sirve para nada. Aunque puede tener algunos problemas como que el paciente sustituya un tratamiento efectivo por uno homeopático.

Muchas personas ponen en cuestión la medicina convencional con distintos razonamientos, uno de los cuales es que se basa en tener medicada a la gente. Aunque esto es falso, conviene matizarlo un poco. La medicina hace lo que puede y se basa en principios científicos. Los medicamentos, que pasan rigurosos controles, han resultado muy útiles para multitud de casos. Pero no siempre son lo mejor o lo único. Una buena dieta o no fumar son muy beneficiosos. No solo eso, algunos medicamentos resultaron fatales como el caso de la infame talidomida.

Mucha gente tiende a ser crédula en múltiples aspectos, desde las teorías conspirativas como el asesinato de Kennedy o la no aparición del hombre en la luna hasta los remedios curativos como la homeopatía. Abusar de estas personas y perseguir su dinero es inmoral tanto si eres un médico, un supuesto médico, un curandero de tres al cuarto o un laboratorio farmacéutico. La homeopatía es un timo.

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