En México el asunto de la seguridad informática es un tema serio que presenta cada vez mayor índice de incidentes, mismos que se traducen en usuarios afectados y fuertes sumas de dinero que impactan a una amplio espectro de entidades e individuos, desde un internauta con sus datos de tarjeta de crédito registrados, hasta alguna compañía de gran tamaño con violaciones en sus sistemas de seguridad informática. Así lo revela el Reporte Norton 2013 para el país de México, en donde revela que cerca de 10 millones de individuos fueron sujetos de delitos informáticos, lo que se tradujo en pérdidas financieras de aproximadamente 3 mil millones de dólares.
De acuerdo con el estudio, durante los últimos 12 meses, este cuantioso fenómeno afectó principalmente a consumidores comunes, seguido por instituciones de gobierno y empresas privadas. Siendo los delitos más comunes el robo de identidad, extorsión, fraude, secuestros virtuales y campañas de desprestigio. Al respecto, Adrián Sotelo, especialista de temas digitales en entrevista para el grupo InventMX señala:
La realidad es que los consumidores de información de las redes sociales y los millones de ciudadanos que navegan en sitios, blogs y páginas tienen el derecho de recibir información que no sea falsa y mucho menos la invención o la visión de grupos o personas que por defender una causa - la que sea - incurren en acciones ilícitas para justificar sus ideologías.
Los dispositivos móviles los nuevos vulnerables.
El Reporte Norton 2013, conocido antes como Reporte Norton sobre Cibercrimen, es uno de los estudios más grandes del mundo en torno al tema de seguridad y delitos informáticos. Los datos del estudio se basan en una investigación entre más de 13 mil individuos de distintas nacionalidades en 24 países, incluyendo a la región de América Latina, con la participación de sujetos de Brasil, Colombia y México. Para la edición de este año los temas principales se enfocaron en el impacto y costo global de los delitos cibernéticos, con especial énfasis en el crecimiento de este fenómeno y su incremento en plataformas móviles y vulnerables, como tablets y smartphones, ya que generalmente carecen de cualquier clase de software de seguridad, a la vez que la instalación de esta clase de programas no forma parte de los hábitos de sus usuarios.