plantas transgénicas

Sanofi Pasteur (Flickr)

Las plantas transgénicas no tienen por qué ser solo polémicas. También pueden ayudar a cuidar nuestra salud, o al menos eso piensan en el Rothamsted Research, uno de los centros de investigación agrícola más importantes del mundo.

Por este motivo, pretenden demostrar que una variedad modificada genéticamente de Camelina sativa produce omega-3, compuestos que pueden servir de ayuda para evitar problemas cardiovasculares.

Estos ácidos grasos poliinsaturados no pueden ser producidos de manera natural por el ser humano, de forma que debemos consumirlos principalmente a partir de pescado azul. Estos peces tampoco son capaces de producir los ácidos omega-3 por sí mismos, sino que se aprovechan de microorganismos de origen marino.

Transgénicos ricos en omega-3 para evitar los suplementos dietéticos

La iniciativa británica plantea cultivar plantas transgénicas que contengan las secuencias de ADN de organismos marinos fotosintéticos. Introducir esta información genética en las plantas de Camelina sativa permite que sean capaces de fabricar ácidos omega-3, como si fueran una especie de "fábrica vegetal".

Aplicar las técnicas de ingeniería genética para la producción de omega-3 podría, por ejemplo, ayudar a reducir el consumo de suplementos dietéticos con esta sustancia. Quizás en el futuro, en nuestra dieta habitual pudiéramos contar con mayores cantidades de este tipo de ácidos grasos saludables, sin tener que recurrir únicamente al pescado. Y es que los beneficios del omega-3 están fuera de toda duda, tras un informe de la FAO publicado en 2010.

plantas transgénicas
Jo Christian (Flickr)

Pedir opinión a la sociedad: ¿llegan tarde los científicos?

El anuncio de los investigadores británicos puede sorprendernos. La brecha entre la ciencia y la sociedad en una polémica tan importante como la de los organismos modificados genéticamente parece que no podrá cerrarse. Pero tal vez el anuncio de este posible cultivo de plantas transgénicas ricas en omega-3 llegue justo a tiempo.No existe evidencia científica contraria a la producción de transgénicos

Desde hace años, la opinión pública se muestra especialmente contraria a la producción y consumo de transgénicos. Sin embargo, este rechazo no está apoyado por motivos científicos, ya que no existen dudas respecto a su toxicidad o seguridad. ¿Qué mueve entonces a los investigadores a pedir una consulta pública sobre el cultivo de estas plantas transgénicas?

Hace dos años, el propio centro de investigación Rothamsted sufrió unos terribles ataques a sus cultivos por opositores a los transgénicos. Aquel suceso no dejó indiferente a nadie, sino que sirvió como aviso del considerable rechazo social que este tipo de tecnología aplicada suscita entre la población.

plantas transgénicas
European Parliament (Flickr)

En mi opinión, la iniciativa de los investigadores británicos marca un punto de inflexión en este tipo de aplicaciones biotecnológicas. No solo se trata de desarrollar una tecnología que pueda ser interesante desde un punto de vista médico (al ayudarnos a evitar problemas cardiovasculares), sino quizás también económico (al ser una buena noticia para el sector de la acuicultura).El rechazo social a los transgénicos es mayoritario en la Unión Europea

Pero hacerlo en contra de la sociedad, sin hacerla partícipe del progreso científico, ha llevado a generar un rechazo social bastante difícil de evitar. La consulta pública abierta ahora, sin embargo, podría marcar un punto de inflexión. ¿Aprobará la población británica el nuevo estudio? ¿Se permitirá finalmente el cultivo de estas plantas transgénicas? Dos preguntas interesantes, que pueden marcar buena parte del futuro de la biotecnología comunitaria.

El propio Ministro de Agricultura de Reino Unido comentaba hace unos días que «Europa se convertiría en un museo de la agricultura si no aceptaba la tecnología transgénica». Veremos si estas plantas ricas en omega-3 pueden ser cultivadas, y si finalmente estos estudios demuestran o no su anunciado potencial médico y económico.

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