Las redes P2P son legales en España, y no debería ser de otra manera, pero una sentencia dada por la Audiencia Provincial de Madrid con relación a una demanda hecha por las discográficas contra Pablo Soto (creador de Blubster, Piolet y Manolito) determina que «ofertar una tecnología P2P avanzada no supone incurrir en actos de expolio ni de aprovechamiento indebido del esfuerzo ajeno».

Y es obvio, las redes P2P se usan para todo tipo de actividades, facilita la transferencia de datos y ayuda a reducir el uso de ancho de banda a empresas que tienen que, por ejemplo, distribuir una actualización de sistema para un software o un videojuego. Uno de los mejores ejemplos en esta materia es cómo Blizzard usa las redes P2P para distribuir actualizaciones de World of Warcraft. En vez de gastar millones de dólares en ancho de banda, contratar toda clase de recursos para aguantar la carga de la actualización que millones de personas empiezan a descargar al mismo tiempo, montaron un sistema P2P en la misma aplicación encargada de actualizar el juego y aquellos que tienen ciertas porciones de la descarga la comparten automáticamente con otras personas y se evitan saturaciones.

Recordar que Promusicae, Warner Music, Universal Music, Emi Music y Sony BMG exigían 13 millones de euros a Pablo Soto por supuestos daños y perjuicios habían ocasionado las aplicaciones creadas por el, sin poder demostrar que se usaban explícitamente para piratear o lucrar con ellas.

Este es otro caso del ya habitual intento de culpar al martillo por el delito. Una red P2P es simplemente una herramienta de distribución y esta no tiene por qué ser responsable (tampoco su creador) por el uso que las personas decidan hacer con ella.

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